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Sideris - Cap 3

Sideris - Cap 3

25 octubre 2015

La risita aguda y cascada que resonó en el aire me hizo sentir incómoda. Casi lloré por mi cordura perdida en el desierto, aunque pude ver que los bandidos miraban en todas direcciones, sorprendidos. Alguien gruñó, otro preguntó quién se estaba riendo. La vocecita se detuvo, en lo que pareció un carraspeo. Hubo un instante de silencio y rostros confusos, igual no tardamos demasiado en volver a la realidad.

—¿De dónde salió ésta? —Fue la primera reacción de uno de los sujetos, que llevaba una lluvia de cicatrices en la cara y vestía un antiguo uniforme militar mugriento.

Puse en automático mi pose de «hechicero misterioso ahuyenta indeseables». No hubo reacción. El viento agitó las ramas de los árboles cercanos. Sentí el gemido de Ren a mis pies, al parecer había despertado, y el grupo siguió mirándome sin inmutarse. De pronto, uno se dio el lujo de estallar en carcajadas. La facilidad con que la luz del día daba en mis ojos, o la brisa que alborotaba mi cabello oscuro me dieron la pista, algo tarde.

«Mierda. Olvidé ponerme la capucha.»

—¡Pero miren qué bonita mujercita! —dijo en voz alta el que parecía más armado de todos—. ¡Viene cubierta de joyas!

Me estremecí. Aquellos ojos enrojecidos abarcaron mi anatomía de un solo vistazo y me hicieron desear regresar al caleidoscopio nauseabundo de Kydara.

—Son brazaletes ceremoniales de imitación, estúpi…
—¿Estás ciego, Jun? —interrumpió alguien detrás, entre risas—. ¿Esa rata insulsa, bonita?
—Es que a éste cualquier cosa le viene bien —agregó otro, más allá—. En tiempos de sequía a mí también se me nubla la vista.

Ren se puso de pie y se interpuso, tambaleándose, entre el tal Jun y yo. Balbuceó algo dentro de su mordaza y me miró con ojos desorbitados. Entonces me di cuenta de que estaba haciéndome señas con la cabeza para que huyera. Admito que me conmoví, pero no dejé de imaginarlo escribiendo aquella nota, antes de irse la noche anterior.

—¿Nuestras cosas? —pregunté en un siseo.

Una leve indicación de sus ojos y pude reconocer los bultos de libros y ropa desordenada a un costado del camino.

—Suficiente. Hazte a un lado —murmuré, a lo que él negó frenético.

El sol ya estaba alto en el cielo, no supe cuánto había pasado en aquella dimensión extraña, ni en dónde nos encontrábamos ahora, pero comenzaba a perder la paciencia con toda esta demora en el viaje.

—Miren a la señorita rata y el señor ratón, los dos a punto de morir juntos —canturreó el ladrón, que ya había sacado una espada con la hoja en bastante mal estado y se divertía dibujando círculos en el aire con la punta—. ¿A quién le dejaré ver primero cómo torturo al otro, eh?

Traté de contenerme, no era momento de enloquecer y carbonizar todas nuestras cosas. Necesitaba algo de ejercicio y meditación, estaba cansada y lo único que tenía en la cabeza era la puñetera regla de no usar la magia en cosas innecesarias. Los asaltantes nos superaban en número, eso calificaba mis ataques de fuego como algo necesario. No obstante, olían a podrido, estaban tan flacos como yo y llevaban armas menos afiladas que el borde de las hojas de los grimorios del mocoso.
No tuve mucho tiempo más para pensar. Jun se nos abalanzó revoleando su espada y con ojos de poseído. Admito que todo ocurrió muy rápido. Lancé una bola de fuego directo a la cabeza del tipo, mientras Ren arremetía como un toro desesperado contra su estómago. Dicen por ahí que alguien que sepa usar una espada de verdad no pierde el tiempo haciendo dibujos en el aire, ni pega alaridos cuando corre a clavarle una al enemigo. No sé si eso será cierto, al menos le quitó el factor sorpresa. Corrí a rematarlo, pensando que luego debería rendir cuentas ante las salamandras por asesinar a un humano con el poder que me habían prestado y levanté del brazo a mi aprendiz de mago fugitivo. Mi proyectil no había dado donde yo esperaba. El efecto había sido peor.
El metal yacía derretido en la tierra y la mano colorada que había sostenido la espada temblaba, casi tanto como el resto del cuerpo de su dueño. Renuncié a matarlo y forcejeé con las amarras de Ren, a quien se le había caído la mordaza en el esfuerzo. En eso, noté que los ladrones retrocedían espantados.

—¿Qué carajo ocurrió? —preguntó uno, lívido.
—¡La espada! —gritó el que acababa de levantarse.
—¡Yo la vi! —señaló otro—. ¡Ha disparado fuego de su boca!

El ruido de las armas del resto al caer y el terror de aquellos rostros curtidos me desorientaron por completo.

—¿Qué? ¡Es magia elemental, ignorantes! —grité, indignada. Pero ya no era nadie para contradecirlos. Me había vuelto invisible, al lado del morbo y el terror que los había envuelto de repente.
—¡No! Se le abrió un ojo enorme en la frente y de ahí salió un rayo. ¡Yo lo vi!
—¡Es un monstruo!
—¡Un fenómeno!
—¡Y el chico tenía piernas de caballo, estoy seguro!
—¿Qué se fumaron, idiotas? ¡Miren, soy una simple hechic…! —empecé a aclararles, extendiendo la mano para repetir la demostración, cuando Ren se me adelantó, tapándome con su espalda y extendiendo los brazos con rapidez.

Un gruñido bastó para hacerlos correr sin detenerse, hasta que ya no pudimos verlos en el horizonte. Me di cuenta de que tenía la boca abierta y seguía quieta, mirando el camino, un buen rato después.

—Todavía en Daranis no están muy acostumbrados a la magia —reflexionó mi único acompañante—. Si esto hubiera pasado con ladrones de Suryanis, a lo mejor ellos nos hubieran freído a nosotros con bolas de fuego.

Suspiré y fui a revolver en el lío del suelo, a ver si encontraba mis cosas. En cierto punto, me volví al cielo, furiosa.

—¿Este es el futuro del que hablabas? —grité a la nada, esperando que la vocecita me diese alguna explicación o, al menos, volviese a reírse.

Un «no» agudo se coló en mis oídos, hizo sobresaltar a Ren y espantó a una liebre que se había acercado desde los arbustos. Supuse que ésa sería toda la respuesta que obtendría, así que decidí olvidar lo antes posible el tema. De todas formas, mi decisión con respecto al mocoso traicionero ya estaba tomada.

—Lo… Lo siento mucho, de verdad —comenzó, volviendo a su voz temblorosa de siempre—. Nunca volveré a dudar de tus capacidades como maestra.

Levanté la mirada de un paquete de ropa de mujer que acababa de volverse mío.

—¿Esto cambió en algo tu concepto de mí? —lo desafié, incrédula.
—Has… venido a buscarme —titubeó él, sin responder lo que le había preguntado.
—No. Vine a buscar lo mío. Ladrón.
—Oh.

Dejé que revolviera también. Al fin y al cabo, había suficiente botín para ambos.

—¿Por qué lo hiciste? —murmuré, luego de un buen rato de silencio.
—Eh… Verás… —Sus ojos inquietos decían que estaba en una carrera loca por encontrar las palabras correctas—. La desilusión de la noche de Samhain me hizo pensar que, a lo mejor, necesitaba aprender por mi cuenta.

Solté un bonito vestido verde para tomar a mi alumno de los hombros, subirle el mentón y obligarlo a mirarme a la cara. Lo vi tragar saliva, nervioso, y aproveché para acercarme un poco más.

—No eso, chico. Pregunto por qué me quitaste mi equipaje.
—¡Ah! ¡No fue mi intención! —confesó, con sus ojitos de cachorro bien abiertos—. Me di cuenta poco antes de encontrarme con esos tipos de que llevaba también lo tuyo. La fuerza de la costumbre.

Lo atravesé un poco más con la mirada más seria que soy capaz de poner, como para que soltara cualquier confesión extra que tuviera por ahí. Supe que esperaba algo, temeroso, y antes de averiguarlo decidí dejar el asunto en una palmada amistosa en el hombro. Volví mi atención a mis nuevas pertenencias.

—Está bien. Te creo.

Un rato después, cuando ya llevaba suficiente para vender en el mercado y asegurarme unos meses de comida abundante, el chico me detuvo.

—Eh. Maestra. Eso que estás cargando en tu espalda…
—Son tus cosas también, tonto. Ya lo sé —contesté—. Estás demasiado herido y lo mejor es que usemos el oro que se dejaron esos idiotas en descansar en un buen hospedaje.

No podía creer que desconfiara de mí. El ladrón había sido él, ¿no?

—¿Los dos? ¿Puedo ir contigo todavía?
—Mañana empezaremos el entrenamiento de nuevo, pero no iré despacio esta vez. Estarás listo para el próximo Samhain o renuncio a llamarme Nirali Sidhu.
—¿En verdad? ¿Me has perdonado?

Otra vez. Los ojos de cachorrito emocionado. Pero no caería en la trampa de creerlo tan inocente de nuevo.

—Si eso es lo que crees, espera a mañana al alba cuando corramos hacia las montañas. Ahora camina, que esto está muy pesado.

«Y no sé qué clase de profecía mediocre se revelaría ante una cabeza enterrada en el desierto» pensé, mientras íbamos al pueblo más cercano. «Ni que fuera a creérmelo con tanta facilidad».

Octubre hechizado: Consigna Nº 4: ¡A la hoguera!

Octubre hechizado: Consigna Nº 4: ¡A la hoguera!

24 octubre 2015

consigna a la hoguera¡Feliz sábado, lectores! Qué hermoso es el fin de semana, cada vez parece más corto, y yo con tanto para leer. En fin: ha llegado la hora de ponerme con la cuarta consigna de mi sección del mes temático en el blog. Es que este es el Mes de las brujas en El fantasma en mi tintero, mi excusa para leer sin parar la Serie de las brujas del Mundodisco de Pratchett, y sacar de mi lista de pendientes a un par de libros relacionados con el terror. Hoy voy a responder a mi cuarta auto-pregunta del reto y toca ponerme en criticona, lo cual es mi especialidad, ejem... Aquí voy:


¡A la hoguera!: Cinco cosas molestas del género paranormal en la literatura, la tv y el cine

Si bien lo que más he estado leyendo durante este mes ha sido fantasía, voy a centrarme en lo paranormal porque todavía me quedan un par de libros antes de terminar el mes y todo el tema brujeril suele estar más relacionado con este género. Que conste que voy a hablar en general, esto no es sobre los libros reseñados este mes (por suerte), sino las razones por las que evito estos libros. 50% prejuicios, 50% experiencia:

1- Mary Sues: "La vida de Fulanita Pérez era de lo más normal, hasta que le cayó
Mary Sue
Nadie lo hubiera definido mejor
del cielo una piedra y ahora es la más poderosa del mundo mundial." "Menganita Dolores del Valle era una chica no muy agraciada, pero tampoco lo que se dice muy fea. Iba a la preparatoria, era muy nerd y los chicos la ignoraban, hasta que descubrió ser la Elegida de la Profecía del Anacardo Salvaje y ahora todos los chicos de este mundo y el Más Allá se pelean por su amor." Las protagonistas de este género suelen ser los más típicos casos de chica normal que descubre un día que es totalmente perfecta. Me dan repelús. Y no del que quisiera sentir cuando leo una historia de fantasmas. 


2- El vampiro sexy, el licántropo sexy, el fantasma sexy, el zombie sexy: El origen de estos personajes, los mitos de los cuales salieron, tenían un simbolismo. Un significado. La oscuridad, lo misterioso, lo indeseable de la naturaleza humana. ¿Por qué ahora todos parecen salidos de pasarelas, se miran al espejo más que yo (incluso los vampiros, por Loki, se peinan demasiado bien para no poder reflejarse en ellos) y manejan coches último modelo? ¿Qué pasó con los cementerios, los ataúdes, las maldiciones?

3- ¿A quién le importa salvar el mundo? ¡No me quiten a mi hombre!: Un día, mientras miraba cierta serie de tv que no voy a nombrar para que no me despellejen viva las fans, me di cuenta de que a nadie le importaba el daño que hacían los hechizos de ciertas brujas, o lo que significaba tener enfrente a ciertos seres mitológicos. El verdadero peligro era que a la protagonista la alejaran del amor del chico de turno (que ni siquiera era el mismo que a la temporada siguiente). Ya no había acción, no había adrenalina. Las telenovelas de la tarde que miraba mi abuelita eran más interesantes. Desde entonces, los resúmenes confusos de la publicidad de cada capítulo son lo único que he vuelto a mirar. Y no me arrepiento.


vampiros
Yo soy muy fan de Blade, lo siento
4- Llegados a cierto punto, nos olvidamos de qué nos había traído hasta aquí: Todos amamos las sagas de libros. A todos nos engancha alguna serie interminable. Pero, a la decimoquinta temporada, ya ni los autores se acuerdan de qué se trataba el conflicto principal y todo gira en torno a algún conflicto insulso que se mantiene más por inercia que por su importancia. Relleno del relleno, para pasar a más relleno. 

5- Tanto mito, tanta sabiduría popular, y lo único que tienen los personajes de raro son los nombres: El título incluye alguna palabra que indica peligro, la sinopsis habla de algo relacionado a historias antiguas que ya conocemos por su oscuridad (ya sabemos que en cualquier mitología los dioses tenían hijos con medio mundo, asesinaban a buena parte de la otra mitad, luego inventaban curiosos castigos para el resto). Uno se entusiasma si le prometen algo así. Luego, al abrir la primera página, Afrodita resulta ser una adolescente que lee mucho, sueña con unicornios rosados y Ares es el mejor basquetbolista de la escuela. Para eso, podrían haberse llamado Pepita y Juancito en la carroza rosada del Baile de Fin de Curso. Digo, para que luego no sienta que me quitaron el dinero a mano armada. Pero será que yo soy muy amargada. No me hagan caso si digo que podrían haberse equivocado de género al ponerlos en la librería.


Sé que en muchos casos esto no se cumple, pero es que de chica me encantaban las historias de fantasmas, amaba las de vampiros y buscaba las que estuvieran relacionadas en la tele, el cine y los libros, hasta que me decepcioné de la forma más horrible. Reconozco que por mucho tiempo he huido de estas historias, como de la peste. Ahora estoy regresando y afinando el paladar, seleccionando con más cuidado, es cierto que en todos los géneros se repiten buena parte de estas cosas que he mencionado (y, lo lamento, pero gran parte de esto es en la literatura juvenil y las series del cable) pero quiero creer que no es la norma. 
Ya la próxima semana viene el turno de las cosas buenas, lo prometo.

¿Y ustedes? ¿Hay algo que no les guste de las historias sobrenaturales que han leído? ¿Tienen algún prejuicio (fundado o infundado) con el género? Si tienen recomendaciones de buenos libros, series y películas, ya saben que siempre estoy atenta a las sugerencias.
¡Buen fin de semana!
Brujas de viaje, Terry Pratchett

Brujas de viaje, Terry Pratchett

21 octubre 2015

brujasdeviaje
Título: Brujas de viaje
Título original: Witches abroad
Autor: Terry Pratchett
Editorial: De Bolsillo
Año publicación: 1991
Género: Fantasía. Humor. 
Sinopsis: Parecía un trabajo fácil... Después de todo, ¿cuán dificil puede ser el asegurarse de que una sirvienta no se case con un príncipe? Pero para las brujas Granny Weatherwax, Nanny Ogg y Magrat Garlick, en ruta hacia la distante ciudad de Genua, las cosas no son nunca tan simples. Después de todo, solo disponen del vudú de la señora Gogol, un gato tuerto y una varita mágica de segunda mano que solo hace calabazas. Deberán enfrentarse también a la Madrina en persona, quien ha hecho al Destino una oferta que este no puede rechazar. Y, finalmente está el poder absoluto de la Historia.

Los sirvientes deben casarse con los príncipes. De eso se trata. No se puede luchar contra un final feliz. Al menos, hasta ahora.

Opinión personal: Este es el mes de las brujas en el blog, mi excusa para sumergirme en esta saga y reírme a carcajadas a altas horas de la noche. He aquí los resultados de mi fangirleo y mi conclusión: Pratchett se supera con cada entrega. No pensaba que pudiera ser mejor que el anterior, yo ya venía muy contenta, pero me he vuelto a sorprender. Otra vez, no hagan caso de la portada, no va con las descripciones de las dos brujas más ancianas. Los personajes que ya habíamos visto en Brujerías se van haciendo un poco más complejos, en especial Yaya Ceravieja. Magrat Ajostiernos cobra mucha fuerza como protagonista en esta oportunidad, comienza a caerme bastante bien (igual no me olvido del corazón roto de cierta persona que me cae un poco mejor que ella...cof, cof).

En este libro, las tres brujas se embarcan en un viaje en sus escobas hasta el otro
brujasmundodisco
Magrat, Yaya y Tata, original aquí
rincón del Mundodisco, para detener a la mayor enemiga que Yaya podría encontrar. En el camino, el lector puede reconocer la presencia de cuentos clásicos, películas y hasta algún personaje de la mitología griega, pero desde el particular punto de vista de Pratchett. La historia de Caperucita y el lobo feroz me hizo un nudo en la garganta. No esperaba emocionarme. Y Greebo, el gato que llevan las brujas con ellas, fue la gran revelación (si bien en el libro anterior ya venía haciendo de las suyas, en este libro se lució mucho más). No puedo evitar pensar que en cierta película de la saga de Shrek le hicieron una visita a esta historia, que es anterior. Hay más de un guiño que coincide con la novela, yo que Pratchett hubiera dicho algo, pero bueno. Los cuentos son los cuentos, están muy arraigados en el inconsciente colectivo, a lo mejor es una simple coincidencia y yo soy la malpensada.


La narración es en tercera persona omnisciente, como ya es costumbre, y eso permite disfrutar por completo de todos los detalles y las cosas que ocurren con la enorme cantidad de personajes que influyen en la trama. No imagino a Yaya narrando en primera persona, no sería propio de ella, y Magrat lo convertiría en otro género. A lo mejor Tata Ogg lo narraría con gracia, es la más cercana al estilo del narrador (y sus cartas contando lo que ocurre cada tanto son muy divertidas). Algo a destacar de esta saga: hay una enorme variedad de personajes pero, en cada novela, las protagonistas y las que llevan en sus manos el progreso de la historia siempre son las mujeres. Esta es una saga de mujeres, con tres personajes que reflejan tres arquetipos que siempre están presentes en la literatura pero, cada tanto, demuestran salir de sus papeles y ganan profundidad. La ironía sutil, el humor que esconde algo de crítica social y algún que otro dato científico ya son marca registrada de los párrafos de cualquiera de las novelas del Mundodisco. Voy a tardar en encontrar un autor que supere el lugarcito que Pratchett se ha ganado en mi corazón fangirl.  

Calificación: 


Apto para: Lectores en busca de algo divertido. Lectoras que piensen que ya han visto todo sobre personajes femeninos fuertes. 
No apto para: Nadie. No puedo no recomendarle este libro a alguien. Lo amé. 
Dulzura: Cierto villano de cuento clásico. Casi lloré.
Acción: Yaya siempre es garantía de acción. Y Greebo, se lució. 
Sangre: Un poco. Nada muy explícito.
Sexo: Hubiera sido desafortunado, pero casi. Pobre Magrat.

(Aviso: No pongo más puntaje en números. Si lo terminé de leer es porque lo disfruté. Los que no termine irán en otra sección.)
Sideris - Cap 2

Sideris - Cap 2

20 octubre 2015

Sideris
<<<Capítulo 1
Estaba sola, en medio de las arenas hechizadas de Kydara. Sin mi equipaje. Sin el mocoso. Al menos, me había quedado la tienda del refugio. Y podía recordar cómo desarmarla y convertirla en un pesado cargamento para mi espalda. Lo primero que vino a mi cabeza fue la posibilidad de que, en Samhain, la presencia de Ren hubiese sido confundida con la de una víctima de sacrificio. ¿El desierto podía habérselo tragado mientras yo dormía? Aterrada por la idea, me di cuenta de lo irresponsable que había sido en esos meses. Ojalá hubiese tenido más conocimientos, ojalá hubiese sido capaz de tener alguna certeza en todo lo que le enseñaba a mi alumno. No podía ser que yo aprendiese más de todo esto que él. Era muy vergonzoso.
Mientras acomodaba la tienda en un bulto que me permitiera sobrevivir los días siguientes al trasladarme por el desierto, me debatí entre las dos opciones que me quedaban. Una era volver al pueblecito de mineros rudos, a informarle a aquella familia que confió en mí el triste destino de su hijo. La otra, huir de la región y no dar más noticias para que ellos llegasen solitos a una conclusión. Tal era el susto que ya no me acordaba del oro desaparecido ni de mis ropas, cuando aparté la última piedra y encontré la nota. Allí, arrugado, había un pedazo de papel con una única frase temblorosa: «Lo siento».
Miré el dorso, busqué alguna posdata pequeñita, algún pedido de auxilio en clave… y no había nada.
¡Lo sentía, el muy bastardo! ¡Me había dejado a morir en el desierto, pero lo lamentaba! ¡Qué detalle de su parte!
El mensaje se hizo cenizas en mi mano en dos segundos, mi visión se tiñó de rojo y la lona que había apartado como mi único equipaje se convirtió en una bola de fuego. Liberé mi furia en un grito que debió escucharse hasta en la capital. No tenía un buen historial con el control de la esencia del fuego que adopté en Refulgens, así que no debía sorprenderme el remolino de arena que acababa de levantar. O el ardor insoportable en mi cuerpo. Pero había olvidado algo importante: aquella tierra tenía vida propia, era como un gigante dormido que se alimentaba de la magia y de vez en cuando entregaba algún milagro a los caminantes. Yo había esperado recibir un regalo en noche de Samhain. Ahora me estaba poniendo en el lugar de la presa.
En medio de la confusión, no noté la boca que se abría en las profundidades hasta que fue demasiado tarde. En un minuto, era un huracán de fuego; al siguiente, me había apagado como una cerilla.
La fuerza que me arrastraba al interior de aquella tierra era sofocante, mis gritos se convirtieron en gárgaras de arena. El viaje pareció interminable, a través de kilómetros de granos dorados que se me metieron hasta en las orejas y me llevaron al borde de la asfixia. Cuando ya me preguntaba cuánto más tardaría en perder la conciencia para siempre, fui arrojada al centro de un salón circular.
No hay palabras bonitas para describir mi estado al caer allí. Solo les diré que tardé lo mío en recuperarme y notar que no estaba sola. Mis anfitriones parecían tener paciencia, de todas formas. Lo siguiente que vi al levantarme fue que ya no estaba en el mundo que conocía. Había entrado en alguna dimensión en la que el aire era denso, estaba cargado de energía y me provocaba malestar. Sin embargo, al resto de los que estaban allí no parecía afectarles en absoluto. Tampoco es que fueran muy humanos que digamos.
Lo único reconocible era el trono en el que estaba sentado el más alto de todos, el resto de las cosas se veían más propias del sueño olvidado a medias de algún loco. No estoy exagerando. La oscuridad general estaba atenuada por una luz suave que venía del exterior de las paredes transparentes. Desde afuera, formas caprichosas iban y venían con lentitud, dando lugar a otras según su ubicación. Las flores se transformaban en estrellas, para volver a florecer sin repetirse jamás en sus combinaciones. Y el rey loco de aquel caleidoscopio era un esqueleto de ojos brillantes que todavía llevaba su armadura y su capa colorada. Su séquito era un conjunto de seres deformes, la mayoría podía haber sido elemental alguna vez, antes de que algo espantoso hubiese reacomodado los límites de sus cuerpos.

—Has entrado al vientre de Kydara, humana —anunció el esqueleto, con una voz profunda que vaya a saber de dónde sacaba—. Se suponía que estábamos salvando de la muerte a una salamandra, pero tus métodos artificiales han confundido al desierto.
—¿He muerto? —pregunté, aturdida.

Detrás del trono, una enorme estrella amarilla se abrió sobre el fondo negro, a la vez que pequeñas réplicas hacían lo suyo en las esquinas de la pared. Los seres se miraron entre ellos, como saboreando el momento antes de sacarme de la duda.

—Si las cosas estuvieran ajustadas como debieran, sí —explicó el único que se dignaba a hablarme, pero con un dejo de reproche que hizo encogerse a un par de sujetos a un costado—. Sin embargo, tu esencia mixta te ha salvado. Este lugar no se alimenta de seres sobrenaturales.
—…sí de humanos corrientes, ¿verdad? —completé, recordando las leyendas que se contaban desde la última guerra, sobre las atrocidades cometidas contra elementales de todo tipo.

El aire se puso más denso aún. La tensión sacó chispas al aire y un silencio incómodo invadió el salón hasta que alguien estornudó.

—Confórmate con saber que puedes marcharte, solo por esta vez —concedió el emperador.

No había terminado de asimilar la noticia y ya me encontraba abriendo mi bocota para hacer un pedido.

—Primero díganme si no se han comido hace poco a un chico así de alto, con cabello negro y expresión de perrito perdido.
—No llevamos recuento. Es mucho trabajo y, además, nos hace sentir culpables por comer demasiado.
—Solo devuélvanmelo, tengo que darle una paliza por robarme y dejarme sola en el desierto. Luego podrán quedárselo.

Me di cuenta de que estaba abusando de mi suerte, pero si podía recuperar mi oro y mi equipaje, valía la pena el esfuerzo. Entonces, uno de los súbditos, que casi era transparente y llevaba la cabeza en la mano, pidió la palabra.

—Maestro, el humano al que se refiere lleva una cantidad enorme de piedras mágicas. Lo he venido observando. Sé en dónde está, permítame quitarle esta molestia.

Noté que por «molestia» se refería a mí y tuve que apretar los dientes. No quería imaginar de qué estaban hechos los trocitos de estrellas que iban y venían por el exterior de la sala formando el caleidoscopio gigante.
El rey huesudo hizo un gesto con la mano, hastiado, y el decapitado avanzó hacia mí para darme las indicaciones del mejor atajo. Le agradecí, sin saber si mirar a los ojos de su cabeza o a los que me miraban desde sus hombros.

—Una última cosa, humana —dijo mi informante, antes de que me fuera por el camino que me había sugerido—. No puedes dañar al muchacho.
—¿Eh?
—Guarda tu ira. El chico será importante en el futuro.

Me volví, incrédula. El resto de los habitantes de aquella dimensión habían perdido interés en mí, solo el rey y el fantasma de aquel duende sin cabeza seguían en la sala. Quise reírme, me había parecido una buena broma, pero las miradas de aquellos ojos inquietantes me quitaron las ganas. Todavía llevaba arena en partes de mi cuerpo que no recordaba que existían y, de repente, se me prohibía tomar venganza por lo que me había pasado.

—¿Estás seguro de que hablamos de la misma persona? —me aseguré, ignorando las formas de colores que volvían a bailar a mi alrededor.
—Lo digo en serio. No querrás ser un obstáculo en el camino del elegido de una profecía, ¿verdad?

Me resigné. Era inútil discutir con ellos. A lo sumo, me decidiría cuando tuviera al mocoso enfrente. Por el momento, lo mejor era salir de aquel lugar tan raro, comenzaba a sentirme mareada. Y estaba tan aturdida, que no supe si el brillo travieso en la expresión de la cabeza parlante era real o producto de mi imaginación.
Otra vez, el viaje a la superficie fue desagradable y casi mortal. Lo bueno fue que llegué a una zona habitada con rapidez. Lo malo fue que me encontré rodeada de un grupo de matones y a Ren en un ovillo maniatado e inconsciente. Una risita molesta flotó en el aire, alguien se estaba divirtiendo con el espectáculo desde algún lugar.
Me lo merecía, por ir por ahí confiando en cabezas y esqueletos.

Capítulo 3 >>> (este sábado)
Octubre hechizado - Consigna Nº3: Bola de cristal

Octubre hechizado - Consigna Nº3: Bola de cristal

18 octubre 2015

Bola de cristal¡Buen domingo! Y feliz día de la madre acá en Argentina. Vengo un día atrasada con la sección temática del blog, pero no me he olvidado. Tampoco me he olvidado de responder a todos los que han pasado esta semana, quiero que sepan que he leído todos sus comentarios y voy a pasar a visitarlos en estos días. Hoy toca la tercera consigna, es una que había estado esperando:


Bola de cristal: Elige una serie y una película relacionadas al tema de la magia
Si es posible, que sus protagonistas sean brujas y/o tengan acceso a la magia de alguna manera. 

Mi serie elegida: 
Charmed
Estaba entre Sabrina la bruja adolescente y ésta, la elección no fue fácil ya que ambas series marcaron mi infancia y adolescencia. 

Mi película elegida: Estoy entre... 
Prácticamente magia 

Jóvenes y brujas 

También, estas dos son de cuando era chica y sus historias son muy diferentes, pero me gustaron por igual. Sandra Bullock es de mis actrices favoritas, esta historia es muy tierna y presenta brujas más "realistas". En el caso de Jóvenes y brujas, la oscuridad de la trama me atrapó. Hablo en pasado porque hace mucho que no miro ninguna de las dos, es mi mente infantil la que habla este fin de semana.

¿Y ustedes? ¿Tienen alguna recomendación de tv o cine sobre brujas? Tomaré en cuenta todas las sugerencias ♥ ¡Que pasen un lindo día!
En el bosque, bajo los cerezos en flor - Ango Sakaguchi

En el bosque, bajo los cerezos en flor - Ango Sakaguchi

14 octubre 2015

en el bosque bajo los cerezos en florTítulo: En el bosque, bajo los cerezos en flor
Título original: Sakura no mori no mankai no shita
Autor: Ango Sakaguchi
Editorial: Satori
Año publicación: 1947
Género: Terror. Relatos. 
Sinopsis: Un despiadado ladrón se ha instalado en las montañas y aterroriza a los viajeros que osan cruzar el solitario paso de Suzuka, un camino poco frecuentado que atraviesa un misterioso bosque de cerezos. Un día, en una de sus habituales fechorías, el ladrón cae rendido ante la arrebatadora belleza de una enigmática mujer y decide llevársela consigo para convertirla en su esposa. Subyugado por su hermosura, el bandido se desvivirá por colmarla de oro y joyas y accederá a trasladarse con ella a la capital. Una vez allí, el deseo irrefrenable de la caprichosa mujer lo sumirá en una vorágine de muerte y locura que solo podrá llegar a su fin de una única forma.

«En el bosque, bajo los cerezos en flor» es la esencia misma del relato fantástico y de horror, aquel que se basa tanto en lo contado como en lo que no se cuenta y donde el verdadero miedo yace en la naturaleza misma de la vida y sus preguntas sin respuesta.
Incluye también «La princesa Yonaga y Mimio» y «El Gran Consejero Murakami» otros dos relatos de Ango Sakaguchi protagonizados por mujeres fatales en los que la belleza se torna en perversión y el deseo, en violencia.

Opinión personal: Encontré este libro en una reseña y, según lo que vi, me dio mucha curiosidad. Ahora que he podido leerlo, lo confirmo: me encantan esta clase de historias. Los libros de relatos siempre son una apuesta segura cuando se trata de autores que no conozco, ya que presentan un muestrario de la forma en que escriben y, además, concentran en pocas páginas todo su encanto. Creo que empiezo a hacerme adicta a las antologías, si considero mis reseñas de este año. En fin, empiezo con la de hoy. Este es el mes de las brujas en el blog, me propuse hacer lecturas temáticas para cumplir con mi propio reto y con los de un par de iniciativas en las que me anoté. De autores japoneses solo había leído mangas, así que este es mi primer acercamiento a uno de ellos en formato únicamente escrito. Y me ha dejado más que contenta. 
En el bosque, bajo los cerezos en flor encierra tres relatos en total, cada uno más impactante que el anterior. En lo personal, mi favorito fue el segundo, pero el primero me gustó muchísimo también. El tercero decayó un poco, sin embargo el final valió la pena y me dejó con ganas de leer más. Llegué al epílogo con la cara de quien toca el fondo del pote de helado con la cuchara.
La narración de uno de los relatos es en primera persona, de los otros dos es en tercera, en los tres se alternan el horror, la desesperación y la confusión de sus protagonistas. La locura, la maldad y lo sobrenatural se combinan para dar lugar a situaciones estremecedoras. Cada uno de los personajes lleva en su interior su propia semilla para plantar el caos. A pesar de eso, el lector puede caer en la trampa de ver a alguno como la pobre víctima, para volver a recordar que no era tan así en el párrafo siguiente. 
Algo que agradecí mucho fue la habilidad del autor para expresar con las palabras justas lo que deseaba, incluso creando belleza en el camino. Nada de párrafos kilométricos describiendo cada centímetro del kimono de alguien, ni de reflexiones interminables o de morbo innecesario. El contraste de belleza y crueldad es algo permanente en los tres cuentos, y se ve reflejado en los personajes y en la misma narración. Lo único que podría poner como objeción es que, como dice la sinopsis, fuesen solo "mujeres fatales" (pero voy a considerar la época y el lugar en el que fueron escritos los cuentos, que hay algunos actuales y occidentales que son mucho peores en ese sentido). 
En conclusión, En el bosque bajo los cerezos en flor ha sido el libro más hermoso, más perturbador y con los personajes más retorcidos que he leído en lo que va del año. Espero encontrar algo más de ficción del autor así subo la apuesta, que me parece que vengo muy rosa estos meses.

Calificación: 


Apto para: Lectores familiarizados con la cultura oriental (o que quieran empezar con eso). Amantes de las historias raras y de los personajes retorcidos.
No apto para: Lectores que busquen personajes bondadosos y héroes de moral intachable (a cada loco con su tema, he visto gente juzgar esas cosas en sus reseñas, les juro). 
Dulzura: De repente alguien acaba de hacer algo espantoso y aparece una metáfora o una reflexión que tiñe la escena y la convierte en algo precioso a pesar de todo.
Acción: Un poco, aunque detrás de escenas. 
Sangre: Litros. Y todo lo que se les ocurra durante y después.
Sexo: Una vez, y queda a interpretación del lector con una sola frase sobre lo que siente el personaje a continuación. Esos detalles en los que una palabra hace un mundo son la razón de que ame tanto la lectura. 

(Aviso: No pongo más puntaje en números. Si lo terminé de leer es porque lo disfruté. Los que no termine irán en otra sección.)
De la A a la Z: Letra C

De la A a la Z: Letra C

12 octubre 2015

delaaalaz¡Buen feriado a todos! Este es el comienzo de una semana más corta, pero no por eso me olvido de la sección de los lunes. Hablo de la que estrené hace poquito: De la A a la Z, la cual es creación de Gritando al silencio. La propuesta es traer por semana una película, una serie, un libro y una canción de cada letra del abecedario. Y hemos llegado a mi letra, wiii...

Con C...

Una película: Closer. Tanto los actores que la protagonizan (encarnando personajes muy humanos para una película Hollywoodense), como la trama en sí, valen la pena verla al menos una vez. 
Closer

Una serie: Californication. Hank Moody es terrible, pero uno se encariña viéndolo. 
Californication

Un libro: Crónicas marcianas, de Ray Bradbury (reseña aquí). Está en mi podio de favoritos este año.

Una canción: Carpet Crawlers, de Genesis. Es muy importante para mí, ya que fue parte de algunas ideas para Refulgens, una historia que escribí a principios de año.

Y ustedes, ¿tienen alguna recomendación con esta letra?
Premio mejores amigos blogger

Premio mejores amigos blogger

11 octubre 2015

Mejores amigos¡Buenos días (un poco tarde ya, pero bueno, es domingo)! Vengo a responder un tag pendiente. Agradezco mucho a Sarah de Katherina´s Thoughts por tenerme en cuenta. Como ella puso dos tags de mejores amigos en uno, responderé el segundo que es más o menos el orden en el que figuro entre los nominados.

REGLAS:
1. Seguir al blog que te ha nominado.
2. Responder las cinco preguntas.
3. Nominar a diez blogs.
4. Avisar a los blogs nominados a través de un comentario.

1- ¿Por qué te gusta leer?
Porque siempre me leyeron (padres, tíos, abuelos), desde muy chica. Mis libros eran parte de mi cajón de juguetes, junto con una cámara de fotos vieja. Lo primero que me enseñaron fue a leer por mi cuenta, para que dejara de perseguir a medio mundo con el mismo libro todos los días (obsesiva desde chiquita la nena xD).


2- ¿Qué te gustaría estar haciendo dentro de 10 años?
Escribir, en una casita en las sierras, con muchos animales y cultivando en mi patio muchos vegetales. Una versión cordobesa de la vieja de los gatos de los Simpsons. La otra opción, más probable: haber formado una familia y trabajar como loca para pagar mi casita de los sueños.

3- ¿Tienes mascotas? ¿Te acompañan en tus lecturas?
Mi gato Ciro. Es un gato troll: cada vez que me siento con un libro o la tablet a leer, se me pone en la falda o, si estoy acostada, al lado de mi cabeza. Hacemos grandes competencias por la almohada.

4- ¿Cuál es el lugar más alejado al que has viajado?
Las Cataratas del Iguazú. Hermoso lugar, hermoso el yacaré, hermosos los coatíes, hermosas las mariposas que había por todas partes y hermosos los jejenes que me picaban.

5- Si pudieras vivir dentro de tus libros, ¿qué mundo elegirías y por qué?
Miro mi biblioteca y aparecen los mangas de Dragon Ball, tentándome... No, si eligiera el mundo de Toriyama me la pasaría muriendo, resucitando y perdiendo la memoria. No es negocio ser humano ahí. Me gustaría vivir en los libros de Cristina Bajo, la saga de los Osorio, que se ubica en mi provincia pero en la época colonial... Ok, no. Ahí la pasaría muy mal también. ¿Qué pasa con mis libros? ¡Necesito alguno donde la vida sea más alegre! Último intento: Los juegos del ham.... ¡Nooooo!

Mis nominados son:

1- Denise, de Primera naturaleza
2- Solita, de El rincón de Solita
3-
Irissë Eärwen, de Oiolossëo
4- Vejibra, de Typewriter Notes
5- Ray, de Érase una vez

Se me dan muy mal estas cosas, así que nomino a cinco, que en mi caso valen por diez. Listo. Si alguien más quiere llevárselo y responderlo por su cuenta, me avisa con su link y paso a visitar.
¡Pasen un lindo domingo y coman mucho! (Bueno, son mis deseos en este momento).
Octubre hechizado - Consigna #2: Hechicer@ oficial

Octubre hechizado - Consigna #2: Hechicer@ oficial

10 octubre 2015

Hechicera oficial¡Buen sábado hechizado! Este es un fin de semana largo, así que tendré tiempo de leer un poco más y de paso escribir la historia que presenté para la tercera ronda de Blogs colaboradores (guiño, guiño, ahí dejo el link, por si les interesa).

Para mi auto-reto del mes temático, traigo la segunda consigna:


Hechicer@ oficial: Nombra al personaje que hechizará el blog durante este mes
Tiene que tener algún poder mágico, no se vale que sea un hechizo por sus ojos bonitos o sus músculos marcados. Igual, una cosa no quita la otra ;)

Mi elección es:
Yaya Ceravieja 
(de la Serie de las brujas en la saga Mundodisco, de Terry Pratchett).

Ya lo sé, acabo de reseñar dos libros en los que aparece, no es la gran novedad e incluso puede parecer repetitivo. Pero juro que no he tocado el tercer libro en más de una semana y encima he estado escribiendo otras cosas, así que para mí no cuenta.
Es un personaje tan completo, tan fuerte (de verdad, no solo rompe traseros sino que te corta con el filo de ciertas palabras) y tan divertido, que no podía dejar de mencionarla. Al fin y al cabo, es el mes de las brujas en este blog gracias a ella. 

Y ustedes, ¿qué personaje elegirían para sus blogs por el resto de este octubre?
Sideris - Cap 1

Sideris - Cap 1

La ceremonia estaba bien. Según los libros, no faltaba nada. Ni los elementos, ni la posición de las estrellas en el cielo, ni la preparación mental y física del alumno. Lo malo, eso sí, era la ubicación que habíamos elegido. Tampoco es que tuviéramos muchas opciones, en plena época de revolución y con el peligro agregado de una guerra entre nuestro país y el vecino. Los caminos no eran muy seguros para una mujer y un adolescente cargado de libros, por más que yo supiese utilizar la magia elemental y el mocoso se hubiese aprendido de memoria todos los hechizos de los grimorios que encontrara. Ni yo había perfeccionado mis ataques, ni él había tenido tiempo de poner en práctica todas esas palabras que se había metido por los ojos.
 Así que ahí estábamos, en pleno desierto de Kydara, congelándonos los huesos en Samhain —la última noche del décimo mes— para hacer un rito de iniciación a mi alumno.
 Mi nombre es Nirali Sidhu, ex alumna del Gran Sarwan Lal Nehru (lo de “grande” es un apodo que él mismo se puso, como imaginarán) y, por lo tanto, hechicera elemental especializada en el fuego. Lo de especiali-no-se-qué queda bonito en la presentación, lo sé, pero no es que hubiese tenido tiempo de aprenderme el resto de los elementos. Mis únicas aliadas son las salamandras, las únicas que conozco y que me interesan.
 Cuando mi maestro me eligió, lo que yo quería era huir de un matrimonio arreglado con el carcamán más arrugado del lugar, así que no lo pensé demasiado. Pero las palabras encantadoras de Sarwan se desvanecieron apenas cruzamos las puertas de la ciudad. Pasé de ser «La elegida del fuego» a «Hey, tú, niña plana como una tabla». Los envíos de dinero que mi madre nos hacía, en secreto, fueron lo único que impidió que él me abandonara en la primera posada.
 Mi rito de iniciación también fue durante un Samhain, pero debí hacerlo junto a una mesa de apuestas, porque él quería que «aprendiera a hacer las cosas bien en cualquier ambiente». Que él llevara una racha ganadora no tenía nada que ver. Mi salamandra atendió el llamado, de todas formas. El tiempo pasó, uní mi esencia con la del fuego y pude enfrentarme a un golem para salir de una emergencia después.
 Luego, él fue convencido de participar en la revolución contra el tirano que nos gobernaba, con lo que yo fui arrastrada a cumplir misiones y a enfrentarme a soldados borrachos para tomar una ciudad fronteriza. Cuando noté que mi maestro miraba con ojos llenos de estrellitas a la mujer que nos había metido en ese lío, supe que no podría soportar un segundo más. Mi cabeza fue invadida por un torbellino de celos que casi se llevó todo lo que estaba aprendiendo para convertirme en una masa llorosa y demandante. Dejé mi corazón roto en un vaso de Taj —una bebida de la región— y corrí lejos, antes de que las lágrimas me alcanzaran.
 Me volví autodidacta, lo cual no hizo mucha diferencia de mis tiempos con mi maestro, lo admito. Pero algo de Sarwan había quedado en mí. Noté que le había tomado gusto a las maldiciones y a los juegos de cartas, en especial a los que tenían lugar en tabernas oscuras y terminaban en disturbios. El Taj se convirtió en mi nuevo mejor amigo, dejé de rellenar mis sostenes y acepté que me confundieran con un muchacho escuálido en las posadas. Mucha ropa oscura, mi cabeza cubierta con la capucha y algún que otro talismán para provocar el miedo de los supersticiosos fueron la receta perfecta. Nadie me molestaba. Ser una mujer en Daranis no es nada fácil: o te conviertes en jarrón decorativo en la repisa de un viejo degenerado, o mueres de hambre e ignorancia. Cuando me di cuenta, ya había engatusado a un adolescente lleno de monedas para que se convirtiera en mi aprendiz. Las palabras adecuadas salieron de mi boca sin problemas:

«El fuego te ha elegido, muchacho…»
«Puedo ver el poder escondido dentro de ti…»
«Ven conmigo y nunca volverás a temerle a nada…»

Lo cierto era que yo no tenía idea de lo que estaba haciendo, el que hablaba era mi hambre de días y mi espalda agarrotada de tanto dormir a la intemperie. Porque parte de lo que no te dicen cuando te conviertes en hechicero independiente es que serás pobre. Muy pobre. Y dependerás de los trabajos eventuales que puedas conseguir, o de los alumnos que quieran pagarte para tomar tus enseñanzas. El mejor empleo es con el gobierno, por supuesto, se trabaja poco y se gana mucho. Pero no era el momento de quedar pegada a un régimen tiránico, no señor. Y no quería que se supiera por ahí que había una mujer hechicera viajando sola y sin un céntimo. La única opción era tomar a algún incauto y convencerlo de que me diera honorarios por pasarle mis conocimientos.
Ahora pienso… Ojalá hubiese tenido algo más para enseñarle.
Como decía, había pasado más de un año desde que huí de mi maestro y era la noche de Samhain.
Mi discípulo, Ren Jann, tiene unos cinco años menos que yo, aunque me lleva una cabeza en altura y su espalda ancha es buena para espantar a los asaltantes de los caminos. Creo que por eso lo elegí, en primer lugar. En segundo lugar, por sus ojos negros de cachorrito perdido. Es tan inocente, que no podría hacerle daño ni a una hormiga. Y le gustan los libros de hechizos, los compendios sobre hierbas y coleccionar piedras con propiedades energéticas. Él es quien tiene que cargar con todas esas cosas, por supuesto. Uno de los beneficios de ser maestra es que no tienes que llevar el equipaje de nadie. Ni siquiera el propio. Otro es la bolsa cargada de monedas que recibimos cada luna nueva del mensajero de su familia. Yo estaba tan ansiosa de llevarme a Ren, como sus padres de que lo sacara de aquel pueblo de mineros rudos. Todos habíamos tenido mucha suerte con esto.
La ceremonia había comenzado. El chico estaba arrodillado en el centro del círculo, con la cerilla sagrada —que compramos en oferta en la última feria que pasamos— temblando en su mano izquierda. Lo estaba mirando, muy segura de que mis ojos le transmitían la seguridad de que, si eso salía mal, lo despellejaría vivo. Una sensación que debería ponerlo en la misma sintonía que yo cuando tuve mi iniciación en la taberna con Sarwan.
Yo fui captada sin razón, en medio de la calle, tuve un entrenamiento a medias y aun así las cosas salieron bien. Ren podría convertirse en un hechicero sin problemas. Estaba siguiendo los pasos, según recordaba.
Las manos largas y pálidas de mi alumno llevaron la punta de la cerilla hacia la piedra elegida, la obligaron a frotar con fuerza la superficie gris y esperaron, bajo mis ojos asesinos. No ocurrió nada. Ni una mísera chispa.

—Prueba con otra cerilla —apunté, en un susurro que dejó escapar una nube de vapor en el frío de la noche—. Otra. Otra más. No te detengas.
—N-No queda ninguna —me respondió, con la voz entrecortada—. No lo entiendo, no falta nada.

Me acababa de dar cuenta de que no tenía forma de conseguir otra, y en kilómetros a la redonda no había un maldito árbol de donde sacar una rama. Ren siguió buscando la razón y yo traté de ignorar la frustración en sus palabras. Su mirada ahora se parecía a la de un niño decepcionado, mientras revisaba libro tras libro, desesperado por una solución. Yo me había resignado a esperar al próximo final de octubre. Era consciente de que la arena de ese desierto cargaba con demasiada magia residual de guerras antiguas como para querer arriesgarme a mover un dedo.

—El lugar debe estar bloqueándote, mocoso. No te apures, el año que viene lo haremos bien, en la cima de una buena montaña. Te lo prometo. 


Él tomó una bocanada de aire y me hizo la única pregunta que no era capaz de contestarle.

—¿Estás segura de que tengo algún poder que bloquear? Este desierto me parece tan normal como cualquier otro.
—No es que hayas visto muchos desiertos en tu vida, Ren…
—¡Dime la verdad! —insistió, con una ansiedad que sacó parte de su carácter escondido—. Empiezo a sospechar que no soy el elegido de ningún fuego.
—Descansa, tenemos que salir al amanecer si queremos avanzar algo antes del mediodía. No querrás quedarte bajo ese sol, te lo aseguro —comenté, como si nada, mientras me acomodaba en la tienda que habíamos improvisado.

Me dormí, sin admitir que ni yo sabía qué había salido mal. Pero tendría un año más para averiguarlo. Mientras las bolsas de oro siguieran llegando, no tendría ningún apuro en llamar a la pobre salamandra que tuviera que quedar bajo el cuidado de este chico.
Lo malo fue que, al despertar, me encontré sola. Mi alumno, sus monedas, su equipaje —y no sé por qué también el mío— habían desaparecido.

Sideris (3era ronda Blogs colaboradores)

Sideris (3era ronda Blogs colaboradores)

¡Buenas! ¿Cómo va el comienzo de fin de semana largo? A mí se me pasan los días demasiado rápido, así que agradezco esta oportunidad de ponerme al día. He venido a presentar la pequeña historia que publicaré, a razón de un capítulo por semana, para la iniciativa de Katherina´s Thoughts y Beyond a Writer´s Mind: Blogs colaboradores. En el sorteo me tocó como lectora y reseñadora oficial Green Eyes, del blog La dulce agonía de la lectura. Te doy la bienvenida Green, perdón por la tardanza y espero que me salga algo interesante (o al menos que no sea una tortura para tus ojos xD). 
Quiero aclarar que esta historia es continuación de Refulgens, una mini historia que escribí a principios de año y a la que le debo una buena edición, pero no es necesario leer aquella para entender lo que ocurra. 
En este momento me encuentro haciéndole unos retoques al primer capítulo, así que en estos días lo traigo. Por lo pronto, dejaré la portada y la sinopsis:

Título: Sideris 
Saga: Refulgens # 1.5 
(es que se viene el 2, pero eso más adelante).
Género: Nouvelle. Fantasía. Aventura.
Sinopsis: «No apartes los ojos del brillo de esta estrella, si no quieres ser enterrado por la tormenta».
Nirali huyó de su pueblo para aprender sobre la magia elemental y luego abandonó a su maestro para seguir aprendiendo por su cuenta. Ahora, que su propio discípulo ha escapado de ella —llevándose sus honorarios y sus pertenencias—, tendrá que admitir que las cosas no son tan fáciles como parecían. Al menos no cuando se tienen puestos los ojos en el pasado, el corazón en el futuro y los pies en el presente, sobre la arena del desierto de Kydara
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Brujerías, Terry Pratchett

Brujerías, Terry Pratchett

07 octubre 2015

BrujeríasTítulo: Brujerías
Título original: Wyrd Sisters
Autor: Terry Pratchett
Editorial: De Bolsillo
Año publicación: 1988
Género: Fantasía. Humor
Sinopsis: Tres hermanas brujas se oponen radicalmente a los reyes del país de Lancre. Tienen sus motivos para ello, y también un maquiavélico plan para alzarse con la victoria. Naturalmente, los habitantes de Lancre se verán involucrados y todo derivará hacia una convulsión caótica. Una nueva entrega de la saga del Mundodisco.


Opinión personal: He aquí lo que me llevó a hacer el mes temático del blog, estoy absolutamente enganchada con la Serie de las Brujas de Pratchett. Y yo que decía que no tenía tiempo para sagas...muajaja... En fin, comienzo la reseña advirtiéndoles que la sinopsis otra vez es spoilera y sin encanto alguno (es obvio que no fue escrita por Pratchett). Y quien dibujó a las brujas de la portada obviamente no leyó el libro, porque la descripción de las tres es lo más opuesto que puede haber (en lo único que coincide podría ser en la edad, pero Yaya siempre se lamenta por no tener nariz ganchuda, ni verrugas, a pesar de ser bruja, y Tata Ogg no es obesa. Para colmo, se han olvidado de Magrat, la bruja más joven, y han puesto a alguien que no sé si es el rey de Lancre pero no podría serlo por cierto detalle, que si lo digo estaré dando un spoiler). En fin, que podrían haberle puesto una imagen más atractiva que hiciera honor a lo que uno encuentra adentro. Pero basta de quejas.
El Mundodisco en su esplendor

Este es el sexto libro de la saga Mundodisco, a la vez que es el segundo de la Serie de las brujas. Pero incluso podría leerse por separado y el lector no tendría problemas para entender lo que ocurre. Este es el Mundodisco, un mundo plano que descansa sobre los lomos de cuatro elefantes, los cuales van montados sobre el caparazón de la Gran A´Tuin. Un mundo donde la magia siempre hace de las suyas.
Nos encontramos por segunda vez con personajes entrañables como La Muerte (sí, soy su fan) y Yaya Ceravieja (la bruja que es muy sabia para algunas cosas y terriblemente ignorante para otras). El resto, son personajes nuevos: Tata Ogg (madre de una familia numerosa y con un pasado oscuro) y Magrat Ajostiernos (la joven que va por el camino del New Age), dos brujas muy distintas a la matrona de campo que es Yaya. El gran encanto de este libro es ver los choques entre ellas, mientras van de un problema a otro, y a la vez cómo se complementan a pesar de todo. 
Estas sí se parecen más.
Pero son las de arriba.
Los villanos me han hecho reír muchísimo, aunque también me han hecho acordar a más de un político de mi región. Otro de los encantos de esta historia está en las sorpresas que nos pueden dar ciertos personajes: uno espera que las cosas salgan de cierta manera, pero luego es lo opuesto. Con más personajes, como el bufón, el bosque entero, un gato gordo, un enano escritor y hasta una tormenta con aspiraciones de actriz, no hay forma de leer esto en un lugar silencioso. Las risas pueden asaltar al lector en cualquier momento.
Vamos al tema, porque a pesar de ser una parodia de Macbeth por momentos, esta novela se trata de algo más en el fondo: el poder de las palabras, la necesidad de un país de tener un gobernante que ame a su tierra y lo que puede hacer el arte en la mente de un pueblo. En medio de las carcajadas, había afirmaciones muy serias, dignas de resaltar en el libro. Mucha ironía sobre la vida moderna, mucho amor por la ciencia (sí, esto es fantasía pero de pronto aparece algún chiste sobre física, o alguna parodia hacia el método científico) y mucho poder femenino. Y eso que el libro lo escribió un hombre (muchas autoras deberían leer las afirmaciones de Yaya antes de empezar sus best sellers). Hay un romance en esta entrega, es tierno y complicado por partes iguales, pero yo ya me había spoileado el final sin querer, por culpa de la sinopsis de otro de los libros de la saga. La curiosidad spoileó al gato.
A pesar de ser un poco más largo que Ritos iguales, se lee igual de rápido. La narración sigue siendo omnisciente, sin la división tradicional en capítulos pero con mucha agilidad. Así que no es fácil soltarlo. A lo mejor por eso me lo terminé en menos de dos días.

Calificación: 


Apto para: Amantes de la fantasía, del humor y cualquiera que desee leer algo ligero. 
No apto para: Tiranos que usurparon el poder y sufren cargo de conciencia por ello. 
Dulzura: El bufón. Magrat. El enano.
Acción: No demasiada en esta entrega. 
Sangre: La necesaria en toda intriga de palacio. Y luego no se limpia con nada.
Sexo: Hay cierta referencia a una costumbre del rey anterior que causa un malentendido... Todavía me estoy riendo.

(Aviso: No pongo más puntaje en números. Si lo terminé de leer es porque lo disfruté. Los que no termine irán en otra sección.)
Sueño (Reto cinco líneas - Octubre)

Sueño (Reto cinco líneas - Octubre)

06 octubre 2015

Era feliz pensando en copos de nieve. Suaves y livianos, cayendo sobre la ciudad en plena mañana. Casi podía tocarlos en su imaginación, sentir el agradable escalofrío en sus dedos. Lo cierto era que amaba a Invierno. Lo miraba con ansias, desde lejos, siempre al final de la línea azul que dibujaban las montañas del continente. Y Primavera lo seguía, sin descanso. Cuando soñaba con el blanco helado, los árboles se llenaban de pimpollos transparentes.

Palabras del reto este mes: Primavera, miraba, pensando.

Estas son cinco líneas en word con las condiciones del reto. Para saber más sobre la iniciativa Cinco líneas, pueden ir al blog de Adella Brac a partir de este link.

De la A a la Z: Letra B

De la A a la Z: Letra B

05 octubre 2015

A-Z¡Feliz comienzo de semana! Es que sí, a los lunes hay que tratarlos así, obligarlos a que sean felices. Con el látigo, si es necesario. Pero basta de delirios. Vamos con esta hermosa excusa para fangirlear. Hablo de la sección De la A a la Z, la cual es creación de Gritando al silencio. La propuesta es traer por semana una película, una serie, un libro y una canción de cada letra del abecedario. Esta semana toca pensar en cosas...

Con B...

Una película: Bastardos sin gloria. Soy fan loca de Tarantino y las ucronías en general me encantan, así que esta peli está en mi lista personal (no le gana a otras del director, pero ya llegaré a sus letras correspondientes).

Inglorious Bastards


Una serie: Breaking Bad. Con doble B y todo, claro que sí. No tengo palabras para explicar lo genial que es esta serie. 

Breaking Bad

Un libro: Blade Runner, de Phillip Dick (reseña aquí). Rick Deckard es de mis personajes preferidos (y Rachael encabeza la lista opuesta para mí).

Blade Runner

Una canción: Bomfalleralla, de Afasi och Filthy. La conocí a través de la lectura de Bajo la misma estrella (también con B, yey). Vi el título, googleé la palabra imposible y desde entonces me acompaña en mis playlists.  


Y ustedes, ¿tienen alguna recomendación con esta letra? 
Cerca de ti - Capítulo final

Cerca de ti - Capítulo final

04 octubre 2015

Cerca de ti
<<<Capítulo anterior

Avergonzado más allá del límite y lleno de angustia por haber sido tan brusco con las dos personas
que más amaba, se alejó lo suficiente para tomar el ascensor en otro piso. Luego, caminó sin rumbo hasta encontrarse en el jardín de uno de los edificios del complejo del Grupo Aramis. No quería mirar la hora, seguramente su tiempo de almorzar debía estar llegando a su fin. Tampoco le importaba.
Ya estaba arrepentido de la escena que acababa de protagonizar y ansioso por volver a pedirles disculpas por su comportamiento infantil, pero algo lo hizo congelarse en ese lugar. Era el mismo miedo que había estado alimentando desde el día que se había dado cuenta de que amaba a su amiga. Ahora se le sumaba la vergüenza.

«¡Mierda! Acabo de declararme de la peor forma...» 

Tenía el corazón destrozado, la mujer de sus sueños de toda la vida amaba a otro, y ese otro era una de las personas que él más quería en ese mundo. Tal vez Bruno era el mejor adversario que podía aparecer, él no cometería los mismos errores. Él no se callaría lo que sentía por años. Él no sería un cobarde. Así que, si debía perder a su chica en manos de alguien más, era mejor que fuese su hermano el ganador. ¿Verdad?
Se limpió las lágrimas que habían aparecido en su rostro sin avisar. Iría al restaurante de la empresa, comería hasta hartarse, sin importar que lo catalogaran de fenómeno. Si tomaba en cuenta lo del video de la gasolinera, seguro que ya tenía un cartel en la frente de «Potencial atracción de circo».
No le interesaba como se viera en los ojos de nadie que no fuera Mara. Y ni siquiera eso importaba ya. Pero en ese momento sintió llegar detrás de él la misma causante de todas sus tristezas y alegrías de los últimos diez años, o tal vez más.

¡Renzo! ¡Espera! jadeó ella, desesperada. Por favor, espera. No soy tan rápida para correr.

Él la miró sorprendido, mientras Mara se apoyaba en sus rodillas para recuperar el ritmo normal de su respiración. No sabía que ella lo había seguido. Pero tampoco era tan extraño, si al fin y al cabo, era la muchacha más amable del mundo. Tal vez lo habría ido a buscar por sentirse culpable de dejarlo irse así, cuando en realidad él debía ser el que pidiera disculpas. Notó que lo encaraba, colorada hasta las orejas por el esfuerzo físico y con una sonrisa que lo desarmó por completo.

¡Sorpresa! exclamó, visiblemente incómoda, y abrió los brazos. ¡Me he vuelto tu acosadora!
Oh, es muy bonito, pero será mejor que vuelvas por donde viniste dijo él, desganado. Me iré a almorzar, tengo bastante hambre.
Lo digo en serio, es contigo que realmente tenía que hablar. No quería que fuese de esta manera, pero...
Por favor, dejémoslo para otro momento.

Ella frunció el ceño, extrañada.

¿Estás molesto conmigo?
Claro que no mintió él, indeciso. ¿No ves que ya se termina la hora del almuerzo?

«¡Maldición, no puedo estar cerca de los treinta y seguir haciendo berrinches como cuando tenía siete! ¡Y frente a Mara! ¡Soy tan estúpido! ¡Estúpido, estúpido!»

Lamento el malentendido trató de explicar ella, con la vista hacia el suelo, y colorada como un tomate. Parecía que le estaba costando hablar. Sé que estuvimos comportándonos de forma extraña con Bruno, pero no es lo tú piensas.

«¡Y ahora ella viene a sentir lástima por mí! No hay peor escenario que éste.» 

Jamás hubiese imaginado peor resolución para su confesión de amor, en todos aquellos años de temer decir una maldita palabra. Y al final, por callarse la boca todo se había arruinado. Se sintió el estúpido más grande del planeta.

Yo te quería a ti.

A pesar de que la chica seguía hablando, él sólo captaba fragmentos inconexos del discurso, pronunciados en una voz dulce, muy dulce. Qué espantoso era que las palabras entraran y salieran de sus oídos sin captar una sola. 

Renzo. ¿Me escuchas? lo llamó ella, por enésima vez.
¿Eh? ¿Qué dijiste?
Que todo lo que viste en mí, esa alegría que dices que sentía, esos pensamientos que dices que adivinaste, nada de eso era por Bruno. Estaba feliz, sí, porque él se dio cuenta de lo que yo sentía por ti y dijo que me ayudaría.

Él se quedó en silencio, por un momento, mirándola incrédulo.

Un momento dijo, resistiéndose a caer en la cuenta, si yo estuve observándote todo el tiempo, y tú jamás me miraste diferente.
Él lo sabe, desde hace mucho continuó la muchacha como si él no hubiese hablado. En la universidad, hablábamos todo el tiempo de ti. Me insistía en que te lo confesara, en que al menos intentase hacer algo para llamar tu atención. Pero yo jamás pude hacerlo y le prohibí que interviniese. Hasta que volví a verte en la ceremonia, el otro día. Fue como si...
Como si todo volviera a comenzar completó él la frase, sin poder creerlo aún.
Exacto respondió, más tranquila. Me sentí como si hubiésemos vuelto a esos días, ¿sabes?

Renzo finalmente comprendió. Ella se sonrojaba cada vez que ellos estaban cerca, evitaba mirarlo, pero sólo a él. Podía sonreírle de frente a Bruno, podía hablar tranquilamente con Bruno, podía mantener un secreto con Bruno y con él no. Las mujeres sí que podían ser un misterio.

Entonces, yo fui el tonto que jamás se dio cuenta de nada murmuró, con las molestas mariposas otra vez en su estómago. Lo siento.

Ella dio algunos pasos hacia el muchacho, todavía inquieta.

Yo quise hacer de cuenta que nada ocurría, de verdad, pero saber que estaríamos en el mismo edificio me quitó fuerza de voluntad. El primer día que estuve en la empresa te encontré y terminé de convencerme de que debía decírtelo. Aunque, cuando fui a verte, te encontré con esa mujer.
Ah, Irene.
Supe que perdería mi oportunidad para siempre, y no lo soporté. Perdóname, fui una egoísta.

Él la miró, con los ojos bien abiertos. ¿Acaso ella le estaba queriendo decir que había tirado al suelo los documentos del escritorio de la mujer de las bubis a propósito? ¡Era por eso que pedía perdón con tanta insistencia! De alguna forma, le gustó que la pelirroja no fuera todo lo buena que aparentaba. Tenía un pequeño lado oscuro, al igual que él. Iba a decir algo, pero la muchacha estaba tan entusiasmada en su confesión que no lo dejó hablar.

Le conté todo a Bruno y te obligué por medio de él a alejarte de ella porque no me animaba a hacerlo de otra manera. Él la conoce y estuvo relacionado de una forma muy fea con esa empleada de la compañía reveló, y mientras más iba contando, más colorada se iba poniendo. Temí que... que te enamoraras de ella.
No, te juro que yo...

Los dos habían comenzado a balbucear y a ponerse nerviosos, como dos niños.

Al decírselo todo pude haberte metido en un problema con Bruno, ni siquiera pensé bien antes de hacerlo siguió explicando, mientras apretaba en exceso los puños. Al final, usó su influencia contigo y me ayudó, pero la idea fue mía. No te molestes con él, por favor. Yo sólo quería estar cerca de ti.

Al oír eso, Renzo sintió como si alguien hubiese plantado fuegos artificiales en su estómago, porque las mariposas se alejaron aterrorizadas de allí. No cabía en sí mismo de la felicidad.

Te quiero, Renzo. Desde ese tiempo en que me regalabas flores o me arrojabas una pelota para decirme que corriera y luego no llegabas a alcanzarme a propósito. Me dabas terror, con esos bichos que ponías en mi cabeza, o los insectos que le mostrabas a Bruno, pero a la vez eras tan tierno. Eres se corrigió, tan dulce...

Él no atinaba a responderle, se rascaba la cabeza, la miraba, miraba el pasto sobre el cual estaban parados, volvía a mirarla a ella.

Vaya reaccionó, coloradísimo. Qué tonto. ¿Por qué no te hablé antes?
¿Hablarme? murmuró ella, toda la valentía del día se le había ido en el discurso que acababa de decirle.

Pero él ya no tenía paciencia para decirle nada y lo único que hizo fue ir hasta ella y abrazarla fuerte. Muy fuerte. Bueno, lo más fuerte que podía abrazarla, y sabía exactamente cuánto podía ser, porque lo había calculado miles de veces durante todos esos años.

***

Alguien soltó un suspiro de alivio al verlos. Era Bruno, que los miraba cruzado de brazos desde la salida del edificio. No eran sólo ellos los que se habían sacado un enorme peso de encima, a él también le había tocado morir de impaciencia con lo ciegos que habían sido.
Si al menos Renzo se hubiera sincerado con él, podría haber hecho algo antes. No obstante, había elegido respetarlos y no intervenir hasta que la pelirroja se lo había pedido. ¡Sí que habían sido lentos! Y con la imagen de los dos juntos grabada en sus retinas, se volvió a la oficina. Tenía que almorzar todavía, pero primero debía quitarse esa sonrisa estúpida de la cara, acababa de verse reflejado en una de las ventanas espejadas y de verdad que esa expresión se veía extraña en él.
Renzo ignoró la repentina aparición de su hermano en su campo de visión y tomó entre sus manos el rostro de Mara. La miró y no pudo creer que la tenía allí, entre sus brazos. Entonces la besó. Primero con ternura, con besos pequeños sobre la frente, los ojos, la punta de la nariz, las mejillas, el mentón, y por último en los labios.
Trató de contenerse para no asustarla, pero ella se aferró a su chaqueta por la espalda y él no pudo resistir el impulso de inclinar su cabeza para devorarle la boca con intensidad. Ambos cerraron los ojos y se perdieron en los labios del otro. El resto había dejado de existir y el mundo pasaba a ser sólo de ellos dos. Se quedaron sin aire, sólo entonces rompió el beso. La abrazó, temblando de emoción y de ganas de preguntarle si no había sido demasiado para una primera vez. Pero habían sido muchos años de esperar. La sentía frágil como una muñeca, temía romperla con la enorme fuerza que sentía.
Estaba tan feliz, que podría haberse quedado allí el resto del día. Es más, si se descuidaba era capaz de hacerlo, tendría que hacer el esfuerzo de despegarse de ella para volver al trabajo. La verdad era que ya no la dejaría escapar, no permitiría que ella se alejara nunca más de su lado.
Ése recién era el comienzo.

*** FIN ***
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