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Les Préférences

Les Préférences

29 agosto 2018

suzy
Odette colgó el teléfono y quiso secarse la cara. Metió la mano en el estuche rosa, junto a la lámpara de la mesita, y se le escapó un insulto. Tomó el contenedor y lo dio vuelta, lo agitó, miró por la abertura. Nada. No quedaba ni un mísero resto de papel.

Corrió al baño, sorprendida. Había gastado toda la caja de pañuelos durante esa llamada de una hora. Toda ella era hinchazón, ojos rojos, mocos, preguntas. No se dio cuenta hasta entonces de que había llenado su cama de pañuelos de papel usados, durante aquella discusión. Él se había ido, sí, estaría con otra para ese momento, sí. Y ella no podía dejar de pensar que era ridículo que una caja de pañuelos trajese tan poco contenido. Terminar con el corazón roto en pleno aniversario no era ya tan importante. Lo había visto venir. Secarse el llanto con el papel higiénico del baño, eso era patético.

Entonces, volvió a su cama y estuvo a punto de encender la televisión, para hundirse en las imágenes de la pantalla y no pensar hasta que llegase el día siguiente. Tiró los pañuelos usados en una bolsa y, entre el desorden, encontró su celular. Con el movimiento, se encendió la pantalla con alguna notificación esperando ser revisada en una red social y, en números enormes, la hora actual. A Odette casi se le cayó la bolsa con la basura que estaba juntando. Ni siquiera era de noche. La vida seguía, fuera de aquel departamento minúsculo y de ventanas mal ubicadas que solo mostraban las luces de los vecinos.

Se acordó, entonces, de aquel dicho popular de que la vida es corta, y se lavó la cara, se peinó y se puso ese vestido fucsia que le quedaba tan bien. Salió pensando en cuándo había sido la última vez que se había puesto esos zapatos de tacos tan altos.

Se miró en todas las vidrieras, de reojo. Cada espejo le devolvía una mirada desorientada, temerosa del futuro. Ya no habría viaje, ni casamiento. Ya no tenía sentido aquella casa de barrio, con tres dormitorios, que habían empezado a pagar. Ni siquiera su alquiler actual; debía dejar aquel departamento espantoso antes de que él regresara. El mundo se desmoronaba y el mañana se había roto, para convertirse en un rompecabezas de un millón de piezas. De esos que tienen un paisaje con mil casitas de mierda, todas iguales, o que representan el océano y sus cientos de pececitos nadando en grupos. Odette no entendía cómo alguien en sus cabales podía terminar de armar una de esas cosas.

—Oiga, si va a entrar, entre. Si no, salga del camino —dijo una mujer, con un cochecito de bebé.

Se dio cuenta de que hacía rato que estaba parada frente a la vidriera de una juguetería, mirando a la nada. Pidió disculpas y dejó salir a la clienta del lugar. Desde el interior, un empleado la observó y cerró la puerta en su cara. Perfecto, pensó ella. Ahora iría por ahí, asustando empleados de comercio.

Todavía quedaba un resto de sol, así que siguió caminando. Tuvo que comprar más pañuelos de papel, porque las lágrimas aparecían de repente, al ver cualquier detalle que la hiciera recordar lo ingenua que había sido. Era increíble cómo las cosas mínimas del día a día podían convertirse en cuchillas afiladas en la memoria. Nunca más compartiría nada con nadie. Si hasta las promociones del supermercado ahora le dolían.

Vagó por el centro de la ciudad, entre los peatones apurados y los que paseaban con sus bolsas enormes y sus críos que gritaban pidiendo cosas sin parar. Sus pies entumecidos por los tacones la llevaron hasta la concesionaria lujosa de la entrada del shopping.

Desde el cristal, Odette ya no vio su propia imagen. Lo que había adentro era mucho más impresionante que su rostro demacrado.

El Ferrari en muestra había sido el centro de atención de la ciudad entera, cuando lo habían llevado hasta ahí. Y no era para menos, en una provincia como aquella, perdida en un país como aquel, metidos en el mismo cuarto trasero del mundo.

Así que el auto relucía en su rojo anaranjado, mientras todavía algún cholulo se sacaba selfies. Y a Odette se le vino a la cabeza otro dicho popular.

Estaba cansada de llorar. Su nuevo paquete de pañuelos corría el peligro de quedarse vacío de nuevo. Pero todavía tenía salud. Y trabajo. Y un par de amigas que sí la soportaban. No le quedaba mucha familia, debía llamar por teléfono a su madre. Aunque, no ese día. Ese día se permitiría llorar un poco más.

Se decidió y entró al local. El vendedor salió a su encuentro y reculó cuando la vio sacar su teléfono, en camino directo al único auto interesante. El cholulo se cansó de posar frente a la carrocería y le dejó el espacio. Ella vio la oportunidad y, veloz, abrió la puerta del coche y se metió en el asiento del conductor.

La rodearon las promotoras, con sus caras hipermaquilladas. Los vendedores se miraban y no atinaban a hacer nada. El guardia golpeó la ventanilla con los nudillos, exigiéndole que bajara. Odette ya no lo oía. A quién le importaba.

Mañana sería un día distinto. Hoy ella iba a dedicarse a llorar. Como decía el refrán.

***
Relato surgido a partir de una conversación de lo más volada en Whatsapp.
Llegó mi librito con el microrrelato en Sweek

Llegó mi librito con el microrrelato en Sweek

24 agosto 2018

milibritoFeliz viernes a todos, en especial al señor del correo que me dejó el aviso de visita, porque pasó casi un mes desde que hice el pedido de este libro y pensé que se había perdido en alguna parte (llámese aduana).

Por suerte, hoy he podido tener en mis manos otro de mis relatos en papel, formando parte de una antología. En este caso, se trata de la organizada por Sweek, la plataforma de escritura que realiza concursos temáticos con una palabra a incluir.

El que me llevó a formar parte de los seleccionados fue #microlibro. Si quieren tenerlo también (es hermoso, suavecito, tiene los relatos de otros escritores que se han lucido), pueden pasar por este enlace, en Amazon.

Feliz fin de semana. Me voy a dar una lectura maratónica.
Mis autores favoritos: Ray Bradbury

Mis autores favoritos: Ray Bradbury

22 agosto 2018

bradbury¡Buen miércoles! ¿Cómo están? Yo ando a full, en medio de un montón de asuntos por resolver, pero contenta porque todo está moviéndose hacia el cambio que esperaba. Ya falta menos para ver la luz (libertad, libertaad), pero no es de eso que vengo a hablarles. Comienzo sección nueva, de esas que no tienen fecha definida de publicación en el blog y solo surgen cuando las siento necesarias.

Hoy sería el cumpleaños de uno de mis escritores favoritos y debo celebrarlo. Me refiero al genial Ray Bradbury, autor de novelas y relatos futuristas y fantásticos, llenos de humor e ironía sobre la realidad actual (algunas cosas las escribió hace tiempo, sin embargo tienen una relevancia en la actualidad que siempre me sorprende).

Les dejo algunas reseñas sobre los libros que leí y que dejaron huella en mí, ya sea como lectora o escritora:

- Crónicas marcianas

- Fahrenheit 451

- Columna de fuego

Tengo decenas en mi lista de pendientes, en primer lugar "Zen en el arte de escribir". Pero les dejo una adaptación de sus consejos, realizada por Pictoline:

raybradbury


Diferencias de edad

Diferencias de edad

19 agosto 2018

cincolineasagostoAylen quedó atrapada en las páginas de un libro de botánica, la mañana siguiente a su vigésimo cumpleaños. Esto fue mucho antes de que se inventaran los viajes interrealidades. Por eso, cuando la curiosidad de Milton lo llevó a meterse en aquel capítulo sobre coníferas donde la joven aparecía dibujada, ya habían pasado dos siglos. Al amor, que nació entre los dos, lo arruinaron las diferencias generacionales. Es que él era muy maduro para ella.

Las palabras del reto de agosto: páginas, antes, nació.
Microrrelato escrito para el desafío Cinco líneas de Adella Brac. Pueden verlo haciendo clic en el enlace (he vuelto a mis desafíos, wiii).
Arcano 3: La emperatriz

Arcano 3: La emperatriz

12 agosto 2018

emperatriz
Lo estuve pensando mucho. Déjenme decirles que no ha sido fácil. Por momentos, puedo ser dinamita. Alguien que avance y tome lo que necesita, quite del camino a quien amenace a los suyos. Todos desean seguirme, llegar hasta el borde y convertirse en mí. Incluso los más pequeños, que en su número son tantos que no alcanzaría con las cajas de la casa para proveerlos en su ambición. Solo hay dos de mi clase. Y no más de una en cada bando. Pero, una vez que la función termina, vuelvo a la oscuridad y mi realidad de plástico blanco que se aplasta contra los demás no es tan divertida.

Lo he pensado. He intentado convencer al grupo. No me han hecho mucho caso, así que me he rendido con ellos. No sé qué esperaba, en realidad. No es que todos pudiésemos llegar muy lejos, con caballos que no saben lo que es una línea recta.

Así que voy a tomar la aventura por mi cuenta. Mi rey encontrará a otra que quiera seguirlo, un paso a la vez. Voy a dejar esta vida de negro y blanco, cuadro tras cuadro. Voy a rodar, a caer y perderme entre las pisadas de los gigantes. Si puedo, haré que la bestia peluda de esta casa me lleve a otros lugares, mientras más lejos, mejor. Tal vez alguien me vea, en el suelo, y me eche en aquel tarro que luego sacan afuera y una máquina enorme y mágica se lo lleva, más allá de los límites de…

—¡Mamá! —grita uno de los niños de la familia, sentado frente a su tablero y con las piezas esparcidas en el pasto—. ¡Otra vez se me ha perdido la reina blanca!

—No voy a comprarte otro ajedrez, Juancito —se oye, desde el interior de la vivienda—. Usá un poroto o algún muñeco en su lugar.

—Está bien —asiente el niño, a punto de llorar.

Parece que está por tener una rabieta y mira el desorden en el suelo, como si fuese a patearlo todo. Traga saliva y se contiene. Entonces corre a buscar un sustituto entre los juguetes de su baúl.

Detrás de él, una paloma gorda y de plumas marrones levanta el vuelo, llevándose en su pico la pequeña pieza de la dama blanca.

***

♦Veo que ando con el tema recurrente de los viajes, el escape y los nuevos horizontes. Es que no hay otras cosas que una adivina encerrada en un libro mágico pueda soñar. Me pone los pelos de punta la interpretación pasiva y suave que hacen del principio femenino encerrado en esta carta algunos tarotistas. Para mí el poder de una emperatriz está más allá de eso. Y, como es mi libro, voy a escribirlo así.

Si lo encuentra en su tirada:

Al derecho: Vas a ganar un boleto de avión, con vuelo directo a la playa de arena más blanca que hayas visto. Aunque tendrás que pagarte la comida y traslados. Ser una reina no quiere decir que todas las cosas vengan de arriba.

Al revés: Despertarás una mañana con un nido de palomas en la ventana. Te llenarán la casa de plumas y el canto de los pajaritos bebé no te va a dejar dormir. Pero la semana siguiente te darán un descuento enorme en productos de limpieza en el supermercado.



***

Nota: La finalidad de los significados de cada carta es entretener al lector y a la loca que escribe estas cosas. Ningún dato de este libro debe ser tomado como referencia seria, ni aplicarse a situaciones de la vida real. Dicho esto, sean libres de enviar sus propias interpretaciones de este arcano.

Hasta la próxima.
Los saluda, Madame Ceyene

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Arcano 2: La Sacerdotisa

Arcano 2: La Sacerdotisa

04 agosto 2018

lasacerdotisa
El director indicó que faltaba un minuto para salir al aire. Frieda se ubicó en su lugar e inspiró con fuerza, para soltar el aire despacio.

El estudio tenía la ambientación típica de los shows de la mañana: un juego de sillones con un par de columnas y una especie de cortinado de fondo. Se sumaba, en un costado, una cocina equipada y, al otro extremo, espacio para alguna demostración de fenómenos locales o el numerito con playback de algún cantante de medio pelo. Ella solía pasar tanto tiempo grabando, que incluso se encontraba en sueños en ese lugar. Pero nunca se quejaba.

Había días en que todo eso la enorgullecía. Aquel era su santuario.

Había otros días en que se sentía asfixiada. Esa era su cueva, el antro que la había tragado y no la soltaba.

Uno de los asistentes le encajó en la mano las tarjetas con las publicidades y el orden de las notas a presentar. Frieda no se movió, mientras la maquilladora le daba los últimos toques en la cara. La cuenta atrás se acercó al uno, cuando la luz de «aire» se encendió.

La conductora apretó las tarjetas en su mano y sonrió como cada día, dando su saludo a los espectadores.

Estaba sola de aquel lado, sentada en aquella butaca ridícula que desentonaba con el resto del lugar y escoltada por la estatua de un gran felino indistinguible (puma, jaguar, lo que sea, había dicho el director).

—¡Bienvenidos a Frieda en la mañana! Hoy, como siempre, con las mejores noticias y el entretenimiento para empezar la semana. Para este lunes, tenemos a los equilibristas del…

Ella continuó hablando de las maravillas que podían hacer los acróbatas que esperaban detrás del decorado, tratando de ignorar que las indicaciones en el auricular en su oído izquierdo habían cambiado, del ritmo normal a una marea de gritos agitados. En el balbuceo de excitación de su joven productor, la conductora imaginó de qué podía tratarse. Una cadena nacional del presidente, anunciando que, en realidad, formaba parte de una raza de reptiles espaciales. O una noticia de último momento, con algún hallazgo criminal hiper-sangriento.

De inmediato, su experiencia le dio la pauta a seguir. Era su imagen la que estaba al aire, no la de esos niños que jugaban a manejar los hilos de su programa.

—…pero primero, vamos a dar lugar a una interrupción. Luego estaremos con ustedes —alcanzó a decir, como si todo formara parte de la rutina preparada y no estuvieran los guionistas del show tirándose de los pelos detrás de cámaras.

Apenas la luz de aire se apagó, Frieda se arrancó el auricular y lo tiró al suelo. Estaba harta de las órdenes de aquellos mocosos incompetentes que bien podrían ser sus nietos. Iba a gritarles sus verdades, cuando se dio cuenta de que debía guardar su voz para las cuatro horas en vivo que le quedaban ese día. Sin contar las del resto de la semana.

Con un suspiro, se sentó en la butaca de nuevo, mientras la maquilladora se le acercaba con cautela con su brocha. Un técnico se le sumó, para probar que todavía funcionara el aparato junto a sus pies y volver a colocárselo en la oreja.

Ella intentó concentrarse en algo que le quitara el malhumor. La razón de su interrupción podía ser interesante. En especial, si ella debía comentar algo sobre eso después. Sabía que los guionistas le pasarían a la producción una serie de frases que la salvarían; sin embargo, prefería saber de qué estaba hablando.

«A ver, ¿qué será? ¿Presidente reptil o flash informativo sangriento?» apostó, consigo misma, a la vez que espantaba de un manotazo a la joven que le cubría la cara de polvo compacto y se levantaba de nuevo del asiento.

Se acercó al monitor y vio que no se trataba de una cosa, ni de la otra. Era una noticia, sí. Pero sobre algo que la hizo ponerse colorada, hasta las orejas.

Frieda sintió que un calor espantoso le subía desde las entrañas, hasta casi asfixiarla de la vergüenza, y un sudor frío le cubría la espalda y las palmas de las manos.

«No. Esto no puede estar pasando. ¡No todavía!».

El horror la hizo retroceder, fuera del alcance de todos.

Su secreto. No su secreto, por favor.

Sin embargo, ahí estaba. En la pantalla, su escondite, su tesoro, la razón de su juventud duradera. En el lugar menos visitado de las sierras, junto a una montaña antigua y sin atractivo para los caminantes, se situaba un lago poco profundo. Allí, se había caído una pareja de adolescentes que habían escapado de sus casas. Sus fotos habían estado en las noticias por semanas, la misma Frieda había hablado del asunto en su programa. Cuál había sido la sorpresa de los padres de ambos, al encontrarlos de regreso en sus casas, con un retroceso físico de diez años. Ahora, los fugitivos apasionados solo eran niños en edad de ir a la escuela primaria.

A pesar de la incredulidad y las burlas de la mayoría, mucha gente había corrido al lago. Algunos, para probar el efecto en sí mismos. Otros, para rezar en un santuario improvisado al santo de su elección o recitar a los gritos fórmulas de exorcismo de diversas religiones. Cada grupo tenía su espacio en la orilla. Incluidos los padres de la parejita, con el niño que tiraba del pelo de la que había sido su novia.

Desde el fondo de su cabeza, en la maraña de pensamientos llenos de ansiedad, Frieda oyó una voz ronca pero femenina, que se imponía entre todas.

«¡Calmate, cambiá esa cara! Ni que la desaparición de esos chicos calenturientos hubiese sido culpa tuya, mujer. Algo se nos va a ocurrir» dijo, invisible, dentro de la mente de la conductora.

Aquello hizo que ella se girara, por impulso, hacia la fuente de donde sabía que venía el mensaje. No era la primera vez. Y no sabía si era la única que podía oírlo. Lo único seguro, era que de aquella estatua de felino de especie indefinida venía el aliento de su espíritu guía. Era quien la había iniciado en toda aquella aventura a espaldas del mundo.

«Tampoco te quedes mirándome así, tonta, que el estudio está lleno de gente» la amonestó la estatua, con un gruñido.

Frieda se dio vuelta y caminó, nerviosa, de un lado al otro del estudio. En el monitor, habían terminado con el flash y entraba la pauta publicitaria de aquella hora.

«Se acabó. Se terminaron los chapuzones privados cada mes. Chau juventud mágica» pensó, angustiada, e ignorando a la felina que protestaba con su telepatía porque ahora ya no le hacía caso.

Recibió las nuevas indicaciones por el auricular desde producción, segura de algo. Sí se le ocurriría una forma más terrenal de conservar su belleza.

«Callate, gatita. Ahora, el poder que queda lo tengo yo» dijo, y la estatua no volvió a hablarle por el resto del programa.

Ella se acomodó, decidida, en la butaca de siempre. Inspiró hondo, recibió sus nuevas tarjetas y esperó la nueva luz de «aire». Nunca debería haber perdido su tranquilidad por aquel lago. Siempre le quedarían mil secretos mejor guardados y con mayores beneficios.

«Al menos, tengo mis ahorros para un buen cirujano plástico. No pienso perder la compostura. Y si querés seguir en cámara, gatita, vas a tener que ofrecerme algo más a partir de ahora» dijo, en su cabeza, mientras pasaba un dedo por la cabeza del puma, jaguar o lo que fuese a su lado.

«Vamos a ver» respondió la voz, ronroneando.

La producción ya le avisaba que se preparara porque volvía al aire. Su precioso aire. La programación continuaría de forma normal. Lo demás, podía esperar.

***

♦ Me llama mucho la atención el felino raro que acompaña a la Sacerdotisa en algunas versiones. Aparte de eso, esta carta siempre se me hizo más un oráculo, la guardiana de un gran poder o secreto, antes que una versión femenina de un sacerdote cristiano. Así que me la imaginé guardando la fuente de la juventud y haciendo mucha plata con eso. Porque sí, es lo mismo que haría yo, señores. En vez de eso, acá me ven, pagando el precio por fingir ser una adivina del futuro y encerrada en este libro a la espera de que me escriba, esta maldita autora perezosa.

Si lo encuentra en su tirada:
Al derecho: Encontrarás un poder oculto en algún objeto cotidiano que te convertirá en la mujer más sabia y hermosa de la Tierra. Sí, si sos hombre también. Disfrutá la transformación.

Al revés: Las estatuas de gatos se convertirán en tu amuleto de la suerte. Eso y las sillas de diseño que son más caras que un sofá de tres cuerpos y más incómodas que sentarse en el piso.

***

Nota: La finalidad de los significados de cada carta es entretener al lector y a la loca que escribe estas cosas. Ningún dato de este libro debe ser tomado como referencia seria, ni aplicarse a situaciones de la vida real. Dicho esto, sean libres de enviar sus propias interpretaciones de este arcano.

Hasta la próxima.

Los saluda, Madame Ceyene 

Cosas que me hubiera gustado escribir: Instagram (Dean)

Cosas que me hubiera gustado escribir: Instagram (Dean)

01 agosto 2018

hallazgomusicalSé que está llegando la mañana
pero no puedo dejar mi teléfono.
Es que no me llega el sueño, sí.
Así que estoy en Instagram, Instagram otra vez.

Hay tantos peces gordos acá,
algunos incluso están de vacaciones.
No les di like,
porque se siente como si yo fuera el único
metido en Instagram, Instagram.

Es un problema.
En todo el mundo,
es la misma canción de amor.
Pero no llega a tocarme;
en esta noche
hay demasiados pensamientos.

Es complicado,
cambiar tan seguido.
No quiero hacer esto.
Maldita Era de la información.
Definitivamente hay un problema,
en estos días, saber más
te hace más miserable.

Mientras pasa el tiempo
se hace más difícil.
¿Acaso soy el único?

No quiero ir a bailar.
No quiero mirar una película. ¿Qué más hay
para hacer?
Solo termino en mi barrio.

Hay un hueco en mi corazón.
Nada puede llenarlo, sí.
Me estoy hundiendo ahora
en un océano cuadrado.

Es un problema.
En todo el mundo,
es la misma canción de amor.
Pero no llega a tocarme;
en esta noche
hay demasiados pensamientos.

Tururutu tururutu
Tururutu tururutu
Toda la noche
solo gastando el tiempo así
dentro de Instagram.

Solo, solo, tan solo.
¿Siempre las cosas son así de difíciles?
No hay forma, no hay forma, en este feed
la gente está viviendo en un mundo distinto al
mío.

Soy inútil
posteando estas fotos.
Nadie sabe
mis sentimientos ocultos detrás de ellas.
Estoy vagando de nuevo
dentro de Instagram.

Sí, así que, ¿cómo estás estos días?
Yo sigo igual, no puedo dormir.
Tu pelo corto se veía tan lindo.
pero no le di like,
porque parece un poco gracioso.

Tururutu tururutu
Tururutu tururutu
Toda la noche
solo gastando el tiempo así
dentro de tu Instagram.

***
Inauguro sección, dentro del espacio de secciones sin día de publicación fija. Esto fue divertido, la verdad es que me encanta Dean y sus letras, pero hoy me vi con una idea para un relato que creí que iba a ser espectacular. Hasta que me di cuenta de que, inconscientemente, la había sacado de esta canción. Iba a escribir algo igual a esto. Mejor vengo y dejo la letra traducida, voy a ser honesta. No vaya a olvidarme y luego mandar un relato plagiado a un concurso. Ja. Buen castigo hubiese sido.
La reflexión sobre esto de la imagen, la Era de la información y ciertos asuntos personales me hizo amar este tema. Por las dudas, busquen a Dean, tiene otros temas igual de buenos. 
Por eso es que llamé a esta nueva sección "Hallazgos musicales". Mejor me saco las ganas, dejo la letra de esta canción por acá, y luego escribo algo distinto. 

Nota: No sé si "peces gordos" sea la traducción correcta para "hotshots" pero es la que me pareció más cercana. 
Y ustedes, ¿conocían el tema? ¿Tienen otros sobre la temática para recomendar? Déjenme sus ideas en comentarios.
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