«El amor tiene algo de locura», leí una vez en un graffiti, en las calles de mi barrio. Claro que eran épocas mejores que ahora, que lo único que se lee en las paredes son las alabanzas a nuestro líder y lo más parecido que puedo llegar a encontrar es una declaración de amor, sí, pero hacia el pollo frito de cierto restaurante que sobrevivió al colapso. No estoy quejándome, por supuesto. Que viva el líder.
Tampoco crea que estoy juzgando a aquellos que se casan con sus platos de frituras o que se van de viaje en busca de la empanada perfecta. Respeto al que sea capaz de besar aquello que luego va a devorarse. Y todos tenemos derecho a soñar, por más que la perfección no exista.
Como decía, locura y amor. Sí, señor. Resulta que mi esposo no termina de irse de casa, el pobre no puede asimilar lo que ha ocurrido en estos últimos meses conmigo. ¿Sabe lo que es que la venda se caiga de pronto y una vea la luz por fin? ¡El verdadero amor de mi vida estuvo conmigo todo el tiempo, a mis espaldas!
Ya he pedido el divorcio, no se preocupe. No pienso manchar el buen nombre de mi sector de viviendas con una relación de adulterio. Sería demasiado deshonor para las seis cabezas de nuestro excelentísimo líder. Alabado sea. Y disculpe que no me levanto para hacer el cuatro alzando mi pierna derecha como corresponde, pero soy una seguidora devota del Partido de todas maneras. Continuemos con lo mío.
Mi esposo se niega a aceptar la nueva situación. Insiste en que esto es una fase, el muy irrespetuoso. Pensar que he descubierto que mi amor real había estado allí desde siempre me eriza la piel, mire. ¡Tal vez nací amando así! Aquella sensación de protección, esa confianza de que siempre estaría ahí para mí, ese confort al sostenerme cada vez que caigo sobre ella… es pura perfección en setenta y cinco centímetros de superficie. Ni tan blanda como para perderme en ella, ni tan dura que me cause dolor. Cuánto la busqué. Cuántas otras intentaron hacer lo que ella, sin lograrlo. De verdad, en los años que llevamos juntas, he vivido los mejores sueños.
Por esto voy a pedir la licencia matrimonial por segunda vez, excelentísimo juez. Concédame la felicidad completa. Necesito que me deje casarme con ella. Es mucho más que una almohada. Es la definición del amor para mí y quiero que todos lo sepan.
***
Relato de 417 palabras, escrito para la Edición XXV del Concurso El Tintero de Oro de febrero.
Qué felicidad poder participar, en especial con el humor, que es de mis géneros favoritos.
Esta historia viene inspirada en mi actual búsqueda de una buena almohada. El día que encuentre la correcta, me caso con ésta. Además, basado también en la historia del surcoreano que se casó con una almohada que tenía el diseño de su personaje animado favorito. También me casaría con mi actual colchón, pero ya es una historia que puedo dejar para un próximo relato.
Espero que lo hayan disfrutado y que tengan un buen San Valentín, a los que les interesa esta fiesta y a los que no les afecta también.
Gracias, Cyn, por participar con este relato en la XXV Edición del concurso, dedicada a Tom Sharpe y su novela Wilt. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias David! Ya con el solo hecho de participar estoy muy contenta. Voy a leer a los demás participantes, debe haber historias muy divertidas seguro. Un abrazo.
EliminarToda una salida sorpresiva, efectivamente humorística.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias. Me alegra que lo hayas disfrutado.
EliminarHola, Cyn. Un relato con trampita
ResponderEliminarLamentablemente, hoy por hoy, caen demasiadas vendas de los ojos; para volver a equivocarse, tal vez. En fin, que en este caso, algo tan inanimado como una almohada ha servido para iluminar la vida de algún alma perdida.
Buen relato que sugiere problemáticas tan poco consistentes. De esas cosas que nos mueven a una risa sarcástica, de incomprensión. Muy buena escritura. Buen manejp del lenguaje.Suerte.
Gracias por pasar a leer y comentar :D
EliminarHola, muy buen relato, sin duda a veces las cosas nos dan mas satisfacción que algunas personas (uy, eso sonó medio raro). Pero bueno, tú me entiendes. Espero encuentres la almohada perfecta. ¡Saludos!
ResponderEliminarCierto, jaja. Muchas gracias por tu comentario
EliminarMejor una almohada que algo ausente de a tu lado. Buen relato. Suerte en el tintero de Oro. Saludos cordiales desde Venezuela.
ResponderEliminarOh, mi primer comentario de un lector de Venezuela ♥ Muchas gracias por pasar. Un abrazo.
EliminarHola, Cyn. He acelerado mi lectura ansioso por descubrir qué o quién era el objeto de deseo. Especulaba mentalmente con un animal, una alfombra... y resultó la almohada, ¡cómo no!, la mejor confidente, quien vela nuestros sueños y aconseja en los problemas. En muchas ocasiones también se convierte en destinatario de nuestros desahogos (de todo tipo). Así que genial relato. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy cierto, por eso a veces decimos "consultar con la almohada" las decisiones importantes. Gracias por pasar.
EliminarUn final sorprendente, con tantas cabezas:-)
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo para vos también.
EliminarHola, Cyn. También a mí me ha sorprendido mucho ese final. Logras despistar al lector durante todo el relato. Buena historia. Original y muy bien escrita.
ResponderEliminarQué bueno que lo hayas disfrutado. Un abrazo.
EliminarSi lo piensas bien es cierto es un objeto que desde nuestra primeros dias esta con nosotros y que mejor que ella para jurar lealtad .,.muy ingenioso. Un abrazo.
ResponderEliminarEs verdad, algo así como el primer amor de todos. Gracias por tu comentario.
EliminarYa lo creo Cyn. La almohada viene a ser en muchos casos la mejor de las compañeras para los humanos. Muchos consultan con ella todass sus cuitas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, a veces es la mejor consejera. Un abrazo.
EliminarCuánta razón, Cyn. La almohada es la compañera de los sueños y quién mejor que ella para comprenderlos. Muy original, me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, un abrazo.
EliminarHola, Cyn. Pues me he quedado con las ganas de conocer su nombre, o al menos saber de qué está hecha. Me has atrapado desde el principio con la carencia de información, y descolocado un poco con las pinceladas referente al líder que también aportan su humor. Me ha gustado tu relato, me ha parecido divertido y bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Buen punto. Gracias por tus comentarios, voy a pensar en eso para una próxima participación. Un abrazo.
EliminarJa, Ja! Muy buena salida.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu comentario. Un abrazo
EliminarMe has hecho reír. Tiene mucha gracia ese final y todo el tono de la historia. Objetivo conseguido. Un saludo.
ResponderEliminarQué bueno que te haya sacado una sonrisa. Un abrazo.
EliminarJajaja, la protagonista tiene razón,... es la pareja perfecta,... se amolda a ti, es cálida y amorosa y permanece fiel durante toda la vida,... jajaja Muy bueno.
ResponderEliminarCierto, jajaj. Estamos de acuerdo, porque también pienso lo mismo. Gracias por pasar y comentar. Un abrazo.
EliminarCuando he leído lo de "en busca de la empanada perfecta" mi mente automáticamente se ha ido al Camino de SAntiago. Hay que ver los saltos que se pega nuestra mente ante una frase ingeniosa. Nunca es tarde para descubrir el amor verdadero, por muy almohadón que sea.
ResponderEliminarGracioso final Cyn. ¡Mucha suerte en el concurso!
Jajajaja, yo lo pensé como un capítulo de los Simpsons, en el que Homero hace un viaje en busca de la costillita perfecta. Gracias por pasar a leer y comentar ♥
Eliminar¡Ay Cyn! Por un momento llegué a pensar que se había enamorado del propio marido, y que quería divorciarse de él para empezar desde cero... pero no, el objeto de su amor lo tenía justo debajo de su cabeza, testigo de sus sueños.
ResponderEliminarOtra idea interesante, jaja. Buena alternativa.
Eliminar
ResponderEliminarMe gusta la estructura de tu relato, Cyn, ya que consigues mantener, en todo momento, la expectación en el lector, muy divertido el uso de la almohada, perfumada de magníficos tintes humorísticos.
Un saludo!
Me alegra que hayas disfrutado la lectura. Un beso enorme
EliminarSupiste mantener la intriga hasta el final, jugando con un narrador un tanto engañoso que sabe llevar al lector por donde quiere para dejarle sin argumentos cuando comprende que se trata de una petición de divorcio un tanto surrealista, pero desde luego muy ingeniosa y que pone de manifiesto la ironía con la que criticas muchas de estas relaciones matrimoniales donde hay de todo, menos amor.
ResponderEliminarMe gustó mucho la idea y cómo lo has escrito.
Un abrazo, Cyn.
Un abrazo y gracias por pasar a leer y comentar
EliminarHola Cyn, en un mundo en apariencia distópico, las relaciones se vuelven extrañas, el amor recién descubierto por la protagonista, sirve bien al propósito humorístico, lo he leído deseando encontrar una pista para averiguar quien era su nuevo amor, porque dejaba atrás a su marido, saltando de una nota de humor a otra, y llegar al final ha sido un placer, un gran relato, me encantó, un abrazo, y suerte con el reto.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por pasar por acá
EliminarCada uno ha de seguir y sentir lo que les nace. Un relato ameno y divertido. Un saludo.
ResponderEliminarUn saludo para vos también. Gracias por pasar
EliminarHola, Cyn. Soy Beri. Sorprendente y original relato. No me esperaba para nada que la protagonista hubiese sentido el flechazo con su almohada. De hecho, han pasado por mi mente todo tipo de opciones, incluso he llegado a pensar que se había enamorado de un alienígena con un aspecto muy raro (jeje). Un abrazo!
ResponderEliminarUn abrazo y bienvenida al blog
EliminarHola Cyn. ¿Cómo puede sustituir un hombre, o mujer, a una buena almohada? ¿Quién puede dar tanto por tan poco? Larga vida al líder.
ResponderEliminarUn relato fresco, surrealista y divertido. Te deseo lo mejor en el concurso.
Un saludo.
Hola, Cyn.
ResponderEliminarPor lo menos sabe que esa almohada no va a fallarle, como mucho se le quedará blanducha del uso, ;) Ingenioso y original relato.
Suerte, y un abrazo.
Hola Cyn mientras leía tu relato no me imaginaba ese final tan sorprendente, casarse con la almohada es algo insólito, seguro que ella la escucha más que el marido así que no es de extrañar esa decisión.
ResponderEliminarDivertido tu relato
Un abrazo
Puri
Vaya, Cyn, de todas las cosas que suponía en ningún momento me llegué a imaginar de qué se podía tratar, realmente original y sorprendente. Muy bien llevado ese juego de a escondidas para que el final llegue a ser todo lo retorcido posible.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo y mucha suerte.
75 centímetros, son muchos centímetros... Tanto madrugar para desayunar juntos, con lo bien que se está en ella... Muy bueno.
ResponderEliminarHola, Cyn. Que razón tiene tu protagonista, en invierno te puedes abrazar a ella y no protesta lo más mínimo, pero es que en verano la das la vuelta para que esté más fresca y lo mismo aunque se lo hagas cada media hora. Eso vale mucho y no tiene precio a la hora de dormir para descansar en paz.
ResponderEliminarSaludos y suerte 🖐
Hola Cyn
ResponderEliminarNo me esperaba ese final, yo también pensaba en alguna mascota.
Un placer leerte
Saludos y abrazos
Hola Cyn, qué bueno, ese monólogo (al fin y al cabo el juez no dice ni pum) justificando su amor a esa otra persona del mismo sexo, la incomprensión de su marido, su posición en el trabajo, en el partido. Todo se ve truncado cuando es amor entre dos mujeres. Tienes detalles divertidos. Un abrazo, feliz miércoles.
ResponderEliminarPor la televisión dieron la extravagante noticias de que una chica se había casado con un avión. Una locura como otra, pero a la que no encontré ventaja alguna. En este caso, en cambio, sí veo una clara utilidad. Si hay que vivir mucho tiempo con alguien, o con algo, que sea lo más adaptable a uno, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Otra gran sorpresa sobre el final! Esta vez es un poco más surrealista... o del teatro del absurdo.
ResponderEliminarMientras leía el final recordé la canción de "Suéter" esa de "casémonos vía Mexico"
Abrazos, Cyn!
Hola Cyn, por supuesto que he creía en el amor que había encontrado ella y que al marido bien merecía que lo dejase; pero lo de la almohada, no me lo esperaba para nada. ¡Ja, ja, ja! Te felicito.
ResponderEliminarSuerte en EL Tintero.
Hola, Cyn. Es fantástico como con casi la mitad de las palabras del has elaborado tan bonita trama.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato.
Quería también decirte que me ha encantado tu blog y me quedo por aquí como seguidora. :)
Un abrazo.
Hola Cyn. Me ha encantado este mundo postapocalíptico que te has montado. Lo del cuatro con la pierna y el líder de seis cabezas me ha desternillado. Pero ese final tan inesperado ha sido sencillamente genial. ¡Muy buen trabajo!
ResponderEliminar¡Un abrazo y suerte!
Hola, Cyn. Me has tenido intrigado durante toda la lectura. ¿Quién estaba detrás de ella que tanto le reconfortaba? Y al final, sorpresa: su almohada. Divertido y original. Saludos y suerte en el Tintero.
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