Recuerdo que lo vi por primera vez ahí mismo, en ese umbral, y creí que era mi hermano jugándome una broma. Ya sabe, cuando uno es chico hace esas cosas. Me hice la fuerte, lo enfrenté e intenté quitarle la máscara impresionante de la cara. Nunca voy a olvidarlo, doc. Los dedos se me hundieron en esa carne blanda, roja. Con las uñas, había empeorado el aspecto de esa cosa. Entonces, sonrió, me dijo «que la inocencia te valga», y se esfumó.
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Las palabras de agosto: Fuerte, máscara, uñas.
¡He vuelto! Tengo que hacer la ronda por todos los blogs, hace mucho que no paso por acá. Prometo ponerme al día.
Buen regreso-
ResponderEliminarEl relato tiene un inquietante giro argumental. Y eso me gusta.
Un abrazo.
¡Gracias! Saludos.
Eliminar¡Hola! Escalofriante relato. La verdad que estar en una situación así es para no olvidarla tampoco >.< Muy bueno.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Cierto, es como una pesadilla de una siesta de verano :P
Eliminar¡Gracias por pasar y comentar!
¡Hola guapa!
ResponderEliminarNo sé si es que tengo una mente malvada pero lo entendí bastante perturbador, pero aún así me gustó bastante.
Un besote
Exacto, la idea es que sea perturbador :D Me alegra que te gustara.
Eliminar¡Saludos!
Ah, bueno! Esto sí que dio miedo! Muy bueno!
ResponderEliminar¿En serio? ¡Gracias! Trato de completar este año con puros relatos escabrosos, pero se me van terminando las ideas xD
Eliminar¡Saludos!
!Este micro es sobrecogedor!
ResponderEliminarMe encanta tu particular forma de escribir. Le sacastes muy bien el jugo a esas tres palabras.
!Beso!
Gracias, qué bueno que el relato haya cumplido su función de asustar :D
Eliminar¡Saludos!
muuuy bueno. Me encantó.
ResponderEliminarSuspenso y miedo ¡en cinco líneas!
Mis felicitaciones
¡Gracias! Me alegra mucho que te gustara el micro.
Eliminar¡Saludos!