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Monocromo no, lo siguiente

08 marzo 2017

Soñaba. Despierta, durante las siestas calurosas, sentada en el patio de la casa de su abuela. Por las noches, cuando las películas de los adultos habían sido aburridas durante la cena y no le quedaba otra más que inventar otros finales. O al ver el parecido de cierto actor con el de una película de robots, más interesante para ella. Sin embargo, dormía y no veía nada.

Su madre y sus tías hablaban de sus pesadillas por las mañanas. La niña las escuchaba, llena de admiración y envidia. A veces, comentaban sobre extrañas apariciones de objetos en sus sueños. Jugaban a la quiniela después a partir de eso, en el kiosco de la otra manzana. Y no dejaban de buscar presagios ocultos. Una boda. Una muerte. La visita de un pariente lejano.

Los sueños parecían ser un mundo lleno de posibilidades. Pero no para ella. Ella solo dormía y despertaba al día siguiente, descansada y sin recordar en absoluto.

Intentó dejando un cuaderno y un lápiz al lado de su almohada por la noche, para estar segura de atrapar aunque fuese la imagen más fugaz y dejarla por escrito. Se despertó con el lápiz pegado a la mejilla, sin resultados. Prestó atención a las películas de terror. Nada.

Hasta que ocurrió el milagro. Se encontró en medio de un prado gris, bajo un cielo oscuro. Lo que más le llamó la atención fue la ausencia de color que dominaba el paisaje de campo. Caminó y encontró algo increíble, salido de sus propios dibujos y alguna película de esas aburridas, en blanco y negro. Una hermosa casa, de dos pisos, ladrillos blancos y techo negro, a dos aguas. Era la única en medio de un valle enorme. Monocromo. A su lado, dos árboles. También negros. Eran pinos y tenían la forma cónica perfecta. Ni una rama a la vista.

Entonces abrió los ojos. Su madre la llamaba, desesperada. Había pasado los últimos días con fiebre, dando vueltas en la cama. Ella estaba confundida, pero quería compartir su primer sueño escalofriante. No hubo tiempo para eso.

El médico la revisó y la hizo pasar por una serie de estudios, interminables. Estuvo despierta toda una noche, la llevaron de un consultorio a otro. Sentía frío. La pincharon con agujas, le levantaron el camisón para tomarle las radiografías de tórax. Terminó en una cama alta y molesta. En una habitación desconocida. Dormiría allí unos días, con ese suero pegado a su brazo.

Su madre descansaba poco y mal, sentada junto a ella. Sus tías pasaban de visita. Todos perdieron el interés en los objetos para el número de la quiniela y los presagios. Y ella quiso olvidar el asunto, mientras las enfermeras venían, le ponían el termómetro, se lo sacaban y meneaban la cabeza. Los antibióticos inyectados por medio del suero dolían horrores. Las conversaciones entre sus tías ya no eran interesantes de escuchar. Soñar ya había pasado de moda, al parecer.

Pero ella no pudo desactivar el mecanismo que había activado, de tanto desearlo. Ya no quería soñar. No en esa cama metálica, conectada a ese suero, lejos de su casa. Y seguía sumergiéndose en ese mundo extraño, a pesar de todo. El paisaje había cambiado, la sensación de terror seguía ahí. Ahora volaba, por el cielo gris. Luego caía, con una vista espantosa del suelo acercándose, hasta despertar al momento de estrellarse. Una y otra vez. Una y otra vez.


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Relato escrito para la iniciativa Mundo onírico de Lectores Otaku: Escribe sobre el sueño que más recuerdes o la peor pesadilla que has tenido.

Mi primera pesadilla fue por culpa de la fiebre, antes de ser internada por algo que vaya a saber qué fue en mis intestinos. Era muy chica, los estudios fueron molestos y los nervios familiares me dejaron con pesadillas de lo más locas, aún después de ser dada de alta (un mes después). Me dejé llevar por el drama al escribir, igual. Alto trauma leer esto. Y ahora escribo cosas así, qué le vamo´ a hacer. 

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Mira que me has dejado nerviosa con el cuento. Sí que debe haber sido terrible tener esas pesadillas y más en un sitio así >.< los hospitales dan cosita <.<

    Aun así, me ha encantado. Me gustó mucho lo de 'soñar había pasado de moda'. Precioso.

    ¡Un abrazo!

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  2. Bien escrito esa historia de un inicio a las pesadillas.
    Saludos.

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  3. Un relato onírico de lo más intrigante. La pequeña al fin alcanzo la experiencia de su propia pesadilla, y el final parecida como la de un bucle. Muy bonita creación, me gusto mucho.
    Bso

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  4. Me ha encantado! que buena narración y ese sueño! excelente! me encantaría unirme a este reto.

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