golpeen en la cara —dijo, antes de tomarse de un trago lo que quedaba en el vaso de cerveza.
Tan contento se habrá quedado con mi cara de sorpresa, el muy maldito, que sus hombros se ensancharon contra el respaldo del sillón de cuero de imitación. La música del bar iba y venía, por la insistencia de algunos clientes en pedir que bajaran el volumen y la terquedad de una de las camareras en volver a subirlo. La estridencia de Ricky Martin imitando a algún reggaetonero del momento —¿o era Enrique Iglesias? ¿Cuándo llegaron a sonar todos igual?— me ayudó a no tener que responder de inmediato.
—El ego sensible es un efecto secundario que voy a pagar con gusto, no te preocupes —grité para hacerme oír, inclinada sobre mi vaso y más cerca de su oído—. Pero te reto a que me digas una sola profesión en la que el autoestima no se vaya a las nubes.
Inspiró con fuerza, aunque no fue capaz de igualar la velocidad de su pensamiento a la de sus palabras y no tuvo más remedio que cerrar la boca. Por fin. Medio segundo después, volvió a abrirla, con lo que parecía algún giro ingenioso a la pregunta.
No lo dejé terminar.
Dejé el teclado, me estiré y noté el cuello contracturado. Volví a él, congelado en la pantalla, con el aliento retenido por el cursor titilante sobre el blanco. Se veía hermoso así.
Fue un poco cruel, lo sé. Y es que esto también es una costumbre. Dejar una escena en suspenso, buscar el corte que deje al personaje colgando al borde del risco, sobre un tremendo precipicio. O fallar, que el final del capítulo quede en la nada misma y mi pobre lector se pregunte qué habré querido decir con eso. Era esto último, estaba segura. Igual no iba a tocar más nada de la historia por esa noche.
Preferí levantarme del escritorio, sacar al gato de mi regazo y estirar las piernas un rato. Volvería a leer la escena al día siguiente y le daría un nuevo sentido.
O no.
*Imagen tomada de instagram: @thewriterink
¡Oh! Que interesante. Me has gustado mucho, la idea de un escritor con un café me ha fascinado. Jopetas, quiero un gato :(.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo, guapisima.
Eso es de escritora sádica, mirá que dejarlo colgando al pobre personaje :P Y por cierto, no hay nada mejor que escribir acompañada de un gato... hasta que te salta en el escritorio o te chilla para que le prestes atención :PPP
ResponderEliminarPor cierto, te nominé a un premio ;)
https://primeranaturaleza.blogspot.com.ar/2016/12/liebster-award-iii.html
Awww... ¡Gracias por pasar! Ahora voy por allá ♥
EliminarQue maldad dejar en suspenso al lector y al personaje.
ResponderEliminarTiene riesgos para un personaje pretender enfrentar a su autor.
Bien merecido el premio.
¡Hola! Me ha encantado, adoro cuando los cuentos se platean con escritores de esta manera. Muy interesante ha sido y sí, es una crueldad dejarlo colgado xD pero me encantó eso.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
¡me encanta el suspenso! ¿No habrá más? Sisi,de acuerdo con el resto.. Dejarlo colgado... Pero me gusta, ya sabes que soy un poco sádica jajajja
ResponderEliminarUn saludo