Volví de mi estado de inconsciencia pensando que solo había despertado de un largo sueño. Una siesta demoledora, de esas que lo dejan a uno sin saber qué día es, si tiene que levantarse de un salto porque va llegando tarde a alguna parte o si puede seguir durmiendo. Me estiré y me di vuelta en la cama hasta quedar boca arriba. Por cierto, las sábanas estaban más suaves y blancas que de costumbre. Tal vez eran nuevas. Y mi cama ya no hacía aquel ruido de resortes tan molesto. Me quedé quieto, en silencio, había algo extraño en todo eso y no lograba darme cuenta de qué era.
A lo mejor estaba confundido por el cansancio del día anterior. Aunque no había ninguna luz sobre mi cara, como todas las mañanas. Y eso podía explicarse porque no era de día.
La oscuridad de la habitación era total, así que me eché a un costado para alcanzar la mesita de noche y la lámpara. No necesité mucho más para darme cuenta de que ésa no era mi cama.
El espacio que tenía para moverme era mucho mayor al que estaba acostumbrado, había perfume de lavandería en la almohada y... mis ojos se acostumbraron a la noche. Vi la luna redonda, asomándose por un ventanal demasiado amplio, demasiado lejos, y reprimí un insulto. Mi habitación apenas alcanzaba para poner algún mueble. No tenía ventanas gigantes, ni catres Doble King Size. Mientras pensaba en eso, me di un susto de muerte. Algo acababa de moverse a mi lado, sobre el colchón. Y se suponía que yo dormía solo.
Decir que «me sobresalté» es ponerme fino, pero intenté no hacer ruido para no despertar a quien fuera que estuviese ahí. Me arrastré con cuidado hacia el lado opuesto de donde había venido la oscilación del colchón, y tuve que aguantarme otra puteada cuando me di cuenta de que estaba desnudo. Por completo.
La confusión me dejó paralizado. ¿Con quién me habría acostado? Hice otro tramo para separarme de la compañía desconocida y esta vez el movimiento fue mayor. No recordaba nada de haber salido con alguien aquella noche, lo único que sabía era que había estado con mis amigos, Jaiden y Marion, haciendo un experimento con manzanas en…
«Oh, no»
Había escuchado sobre los problemas de los primeros viajeros del Eon Tellus, hasta que se había encontrado un tejido capaz de resistir el traslado en el tiempo junto con el cuerpo humano. Los soldados aparecían desnudos en otra época, debían arreglárselas para conseguir vestimenta y refugio. Aquello era objeto de bromas en la actualidad, siempre había un chiste que comenzara con una situación así. Y, ahora, yo era el chiste.
Al menos, no estaba solo. El resplandor del EonTe nos había tragado a los tres juntos, eso sí que lo recordaba bien. Y, si estaba en lo cierto, no debía encender la luz o podía encontrarme con mis amigos en el mismo estado.
No. Miento. Por un segundo me vi tentado de alargar la mano hacia el cuerpo a mi lado, para comprobar si la piel de Marion era tan suave como parecía. Mis dedos temblaron de anticipación, mi boca se puso pastosa y tuve que tragar saliva antes de darme cuenta de que estaba actuando como un pervertido. Además, podía tener la mala suerte de manosear a Jaiden. La vergüenza y el asco no me dejarían en paz. Retraje el antebrazo, antes de arrepentirme.
Iba a decir algo para despertarlos, cuando el movimiento de la cama se hizo más violento. Quien fuera que estuviese a mi lado, acababa de levantarse de un salto. Ya debían estar despiertos, imaginé que el susto de verse en un lugar desconocido los habría puesto así. Solo que esperé a sentir el segundo deslizamiento sobre la cama, y este no apareció. Entonces la luz se encendió y las cosas terminaron de torcerse. No tuve tiempo de reaccionar. Tampoco encontré ninguna buena manera de hacerlo.
Yo estaba desnudo en una especie de suite de lujo, sobre una cama con la que no hubiera soñado siquiera. Y frente a mí, con la misma expresión de horror, había una réplica de mí mismo. Un Rowan Trim había caído por accidente al EonTe, dos acabábamos de despertar pasada la medianoche.
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Relato para el desafío de los 52 retos de El libro del escritor: Reescribe algo que escribiste hace tiempo, pero usa un narrador distinto.
Esto era parte de un capítulo de Paradoja, una historia de hace un par de años. Pensé que sería solamente cambiar el narrador omnisciente por la voz de Rowan, pero agregué alguna que otra cosita como para que no sea tan confuso.
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hola!tambien somos de argentina!no escribimos bien como tu, pero te invitamos a la morada del buho lector ,tal vez te agrade la visita como a nosotras hacerlo contigo,gran hallazgo, besazossss!!!!
ResponderEliminar¡Bienvenidos y muchas gracias por pasar y leer! Ahora me doy una vuelta por allá.
Eliminar¡Besos!