ESCENA I
El lavadero de un departamento, con un lavarropas semiautomático a un costado y, frente a una enorme ventana, un fregadero de tamaño mediano. El mismo está repleto de agua jabonosa y muñecas sumergidas en ésta, de diversos colores y tamaños. A la izquierda, una puerta abierta que da a un comedor. Desde allí se oye el sonido de un televisor encendido en la emisión del Carnaval de Río. Una niña entra corriendo, con una miniatura de globo zeppelín en sus manos.
(Otro niño, de menor edad, ingresa y la observa boquiabierto)
Niño: ¡Mi dirigible! (Se lanza a recuperarlo, sin éxito.) ¡Soltá eso! ¡Es mío, lo vas a romper!
Niña: No. Lo quiero un ratito. Queda bien acá.
Niño: ¿Para qué lo querés? ¡No es un barco, no podés mojarlo!
Niña: No lo voy a mojar.
Niño: ¡Mamá, Cynthia me ha robado el dirigible y lo va a romper en el agua!
Niña: ¡Callate, es un ratito nada más!
Niño: No. Es mío. Comprate uno.
Niña: Te lo regalaron en la calle.
Niño: Entonces andá a la calle y buscá el tuyo. (Saca del agua una de las muñecas y le retuerce la cabeza hasta quitársela. Los dos forcejean, pero él arroja los restos al agua y sale corriendo con el zeppelín.)
Niña: ¡Ahhhh! ¡Mamá! ¡Gastón le arrancó la cabeza a la Barbie otra vez!
Madre (Desde el comedor, con voz cansada): Déjense de hinchar.
(Entonces, mientras la niña intenta recomponer a la muñeca decapitada, el azul del cielo sobre la ventana es reemplazado por un blanco brillante. El diseño aerodinámico del globo que pasa frente al edificio es inconfundible, ya que el zeppelín publicitario de la marca de yogurt es idéntico al juguete desaparecido hace instantes. La niña lo observa y la muñeca queda olvidada junto a las demás. En eso, el niño vuelve cabizbajo, con el objeto de la discordia en sus manos.)
Niño: ¿Y eso? ¡Es el dirigible, pero de verdad!
Niña: Shhh. Ahora andate. Vos ya tenés uno, éste es para mí.
(El niño corre a avisar a sus padres para que lo vean antes de que el desplazamiento lo borre de la ventana. La niña se sube al borde de la pileta y lo observa, con una sonrisa satisfecha.)
FIN
La música mal tarareada del principio es Samba do Janeiro. Jamás pude entender lo que decía, así que la cantaba así. Esto ha sido un rejunte de anécdotas de mi niñez, el carnaval siempre fue mi época favorita del año, una mezcla de felicidad sin sentido, juegos con agua y peleas por disfraces, aunque ahora no sea más que un feriado largo para dormir. Y sí recuerdo que me conformé de no tener mi propio dirigible miniatura porque el gigante había aparecido en la ventana para mí. La locura me viene de siempre, qué le voy a hacer.
Escrito para el sexto reto de El libro del escritor: Describe una escena de un relato pensando en una fecha significativa para ti y traslada esas emociones a tus personajes. Ya sé que no entra en la categoría de relato, pero quería hacer algo en este formato.
Buena salida de la niña.
ResponderEliminar¡Hola guapa! Me ha gustado bastante ^^ Y yo también tarareo de esta forma algunas canciones jaja
ResponderEliminarPor cierto, a ver si la semana que viene me paso por todos los relatos de blogs colaboradores ^^
¡Un besazooo!
Interesante! Y divertido. Me gusta la niña :)
ResponderEliminarUn saludo guapa!
¡Hola! Me has hecho recordar cuando de niña veíamos un avión o un helicoptero en el cielo y ya saliamos todos a verlo XD
ResponderEliminarMuy tierno el relato, me ha gustado mucho y que hayas animado a hacerlo como obra de teatro me ha gustado mucho.
¡Un abrazo!
Que tierno. Me ha gustado y muy típico entre niños. Me ha gustado mucho mucho.
ResponderEliminarUn saludote
ResponderEliminar!Que bonito, muy tierno!
Me gusto mucho el diálogo conflictivo entre hermanos. El final es jocoso y asombroso, la pequeña tiene el suyo propio, al menos hasta que desaparezca, y claro que por supuesto no lo quiere compartir. Te quedo genial.
Bso